“Quieren que los policías mejoren, pero si ellos sólo reciben órdenes de sus superiores. Las cosas no van a cambiar mientras los que están arriba sigan actuando de la misma manera”.
Esas son las palabras de la esposa de un policía, un hombre que gana cinco mil pesos mensuales y con ello tiene que mantener a una familia de cinco integrantes.
La mujer se queja de cómo les exigen a los policías un comportamiento, al que no se ajustan los jefes.
“Y luego supuestamente gana cinco mil pesos, pero le descuentan 700 pesos de impuestos. No tenemos infonavit, el Itavu nos ofreció un terreno, luego para empezar a construir necesitamos ocho mil pesos, y la casa no la van a empezar pronto, tal vez tendrán que pasar dos años para dejar de pagar renta”, dice ella con desaliento.
Estas historias se repiten en las corporaciones policíacas tan a menudo que cuando escuchamos las historias de terror donde ex policías pertenecen a bandas de delincuentes entendemos, aunque no justificamos, por qué las cosas han llegado a ese grado de bestialidad.
Por ello ayer que dieron a conocer que se destinarán 108 millones de pesos al Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, que el gobierno federal casi, casi obligó a los gobernadores a firmar, nos preguntamos ¿dónde está el aumento a los sueldos de los policías en las 22 acciones que anuncia el gobierno de Tamaulipas que va a iniciar?
El trabajo de policía en México no se aprecia, se les ve como trabajadores de segunda, no hay garantía, si el policía muere, la familia queda desprotegida, porque sus hijos y esposa en automático dejan de recibir atención médica y el seguro de vida no es suficiente para cubrir las necesidades de los hijos.
Está muy bien que el Gobierno del Estado destine recursos a reforzar la seguridad de la ciudadanía y a prevenir delitos, pero tal vez les falta ir al fondo de las cosas.
Tal vez hace falta motivar a los policías, concientizarlos y capacitarlos y sobre todo hacerlos sentir parte de un entramado gubernamental, que no se sientan como piezas fácilmente sustituibles.
Porque ya estuvo bien de que el gobierno se solace en anunciar que han muerto cientos de policías en la lucha contra el narcotráfico, esas muertes no son para hacernos sentir orgullosos, son eso sí la muestra de que el sistema está fallando.
Da pena escuchar a la esposa del policía narrando las peripecias que hace diariamente para hacer que el gasto alcance para mantener las necesidades de ella, su esposo y sus tres hijos. Por eso reiteramos la pregunta: ¿Y los sueldos, Gober?
Por lo menos, la reunión celebrada ayer de donde emanó la orden de que se cree una unidad antisecuestros integrada por 25 elementos, nos confirma lo que sabemos que existe en Tamaulipas, que este delito está ocurriendo y es más común de lo que los responsables de la seguridad en el Estado se atreven a admitir.
¡AY, IKE!
Tamaulipas no sale de una, para entrar a otra, ahí viene Ike y con lluvias que dejarán más horribles las calles de lo que están.
Ciudad Victoria es un gran bache, el anterior alcalde no le encontró a cuadratura al círculo y Arturo Díez va por el mismo camino. ¡Que alguien le ayude!
GABO Y SUS EXCENTRICIDADES
Felicitaciones al alcalde de Nuevo Laredo, Ramón Garza Barrrios, se ganó un diez al lograr que el escritor Gabriel García Márquez fuera a esa frontera a recordar su llegada a México cuando era un joven ignorante de que ganaría el premio Nóbel de Literatura.
A pesar de sus excentricidades y sus exigencias, hay que reconocer que Gabo nos hace suspirar y es para muchos que admiramos sus obras, un sueño llegar a conocerlo.
Por eso y por darle a Nuevo Laredo un regalo de ese tamaño, otra vez, ¡Felicidades, Ramón!
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