Cd. de México.-
El sobrepeso y la obesidad infantil son uno de los problemas de salud pública más graves en México porque afecta a 9.7 por ciento de la población menor de cinco años, sin embargo, en la zona norte preocupa aún más.
La investigadora del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), Berenice Palacios González, indicó que esta inquietud se debe porque el principal aumento de sobrepeso y obesidad está en la región norte, con 12 por ciento en niños preescolares.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2012, en los estados del centro de México hay 9.9 por ciento de los casos, seguido por la zona sur, con 9.6 por ciento, y la Ciudad de México, con 6.9 por ciento.
En el norte, el aumento de casos obedece en gran parte al estilo de vida de los menores de esa localidad –Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas–, la cual colinda con Estados Unidos, por lo que el tipo de alimentación sufrió cambios.
Los datos de la encuesta muestran que los niños en edad escolar, de cinco a 11 años, presentaron una prevalencia nacional combinada de sobrepeso y obesidad de 34.4 por ciento, es decir, 19.8 por ciento para sobrepeso y 14.6 para obesidad. Esto significa que en México hay cinco millones 664 mil 870 menores con estas patologías.
La especialista en nutrición expuso que los pequeños de dichos estados consumen una gran cantidad de alimentos procesados y ricos en energía, un problema que tiende a complicarse más con la falta de actividad física.
La investigadora mencionó que el sobrepeso y la obesidad se caracteriza por una acumulación excesiva de tejido adiposo (grasa) y es un factor de riesgo para desarrollar diabetes tipo 2, hipertensión arterial, dislipedemia, enfermedades cardiovasculares, cáncer, osteoartritis y otras más en la etapa adulta.
“El riesgo de contraer algunas de esas enfermedades no transmisibles crece con el aumento del Índice de Masa Corporal y, sin duda, las cifras de obesidad incrementarán conforme ellos cumplan años y se vuelvan adolescentes y adultos”, dijo Palacios González en una entrevista con Notimex.
Entre los factores ambientales, mencionó, la urbanización también juega hoy en día un papel crucial, pues la falta de espacios, los largos trayectos en el trasporte público y la contaminación, por ejemplo, impiden realizar alguna actividad deportiva.
Otro problema grave es la desnutrición, aunque disminuyó en los últimos años, todavía es un “piedrita en el zapato” que incomoda, porque tiene muchas similitudes con el desarrollo de sobrepeso y obesidad en los pequeños, expuso la especialista.
Incluso, señaló, de manera paradójica se observa que los niños que están desnutridos en sus primeros dos años de vida tendrán seis veces más probabilidad de ser obesos en un futuro.
La investigadora en Ciencias Médicas puntualizó que la obesidad es poligénica porque la provocan las alteraciones en varios genes y representa la forma más frecuente de esta condición. “De hecho, del 40 a 70 por ciento de la variabilidad del Índice de Masa Corporal (IMC) es por la genética”, resaltó.
Por ello, la especialista señaló que la obesidad es hereditaria y añadió que si un niño sufre esta enfermedad desde los seis meses hasta los siete años, el riesgo de ser obeso aumenta 70 por ciento y, de continuar con esa tendencia en la edad escolar, tiene 40 por ciento de probabilidad de seguir con el problema de peso.
A pesar de los avances, que en general implementa México en los últimos años, la Unicef expone en su página de Internet que la desnutrición –por un lado– y la obesidad infantil –por otro– son un problema urgente que debe solucionarse en el país.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) indica que la desnutrición afecta de modo significativo al sur del país y la obesidad persiste en el norte, y subraya que ambas condiciones se extienden a lo largo del territorio mexicano.
Es por ello que México ocupa el primer lugar en obesidad mundial y el segundo en adultos, precedido solo por Estados Unidos.
“Por eso mi insistencia de aumentar los esfuerzos en tener una dieta saludable y hábitos de actividad física, en especial con los niños, pues es más favorable trabajar con este sector de la población para tener mejores resultados en la disminución del problema”, subrayó Palacios González.
La especialista indicó que en el combate de esta problemática deben participar el gobierno, la industria, la investigación, las escuelas y la familia, porque de no hacerlo esta condición podría aumentar el gasto destinado a la atención de afecciones crónicas no transmisibles relacionadas con la obesidad.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, en 2008 la obesidad representó un gasto de 42 mil millones de pesos, lo que corresponde al 1.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y 13 por ciento del gasto público en salud.
La también investigadora asociada de la Unidad de Vinculación Científica de la Facultad de Medicina de la UNAM afirmó que si bien el problema económico perjudica también a las empresas por la ausencia laboral de los pacientes, los pequeños recaen en el ausentismo escolar por la obesidad y sus comorbilidades.
Palacios González mencionó que el aprendizaje de un menor obeso tiende a disminuir por las consecuencias de apnea, otro padecimiento generado por el exceso de peso. “Lo más importante en un niño es descansar bien por las noches para aguantar la larga jornada del otro día, sobre todo en la escuela”.
Agregó que quienes sufren de sobrepeso u obesidad en etapas tempranas de la vida pueden enfrentar daños en su autoestima que provocarían inseguridad o dificultad para relacionarse, ansiedad, depresión y pensamientos negativos.
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