Washington, EU.-
Donald Trump, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, no sale de un escándalo cuando entra en otro, siempre a merced de su temperamento y su retórica deslenguada.
Este martes de nuevo se vio envuelto en una controversia, quizá una de las más importantes de toda la campaña, al decir que los amantes de las armas son los únicos que pueden parar a Hillary Clinton, la aspirante demócrata, de llegar a la Casa Blanca.
“Hillary quiere esencialmente abolir la Segunda Enmienda [de la Constitución, la que da derecho a portar armas]. Por cierto, si [ella] consigue elegir jueces, no hay nada que hacer, amigos. Aunque la gente de la Segunda Enmienda. Puede que haya algo, no sé”, dijo Trump ante sus seguidores en Wilmington, Carolina del Norte.
En una época en la que el debate por el control de armas está más candente que nunca, la referencia cobra mucha importancia, ya que implica, según alguna interpretación, que una presidencia liderada por Clinton —y la elección de quién debe ocupar el sillón vacante en el Tribunal Supremo— sólo puede pararse con violencia.
La retórica siempre ambigua, velada y de doble interpretación del magnate conllevó que esta frase se convirtiera rápidamente en carne de una enorme controversia, ya que la mayoría de quienes le escucharon vieron una apelación nada sutil a la violencia contra la candidata demócrata, el nominado a juez del Tribunal Supremo, o ambos. El historial de saltarse la ética y la corrección política del magnate tampoco ayuda.
El equipo de Clinton salió rápidamente a condenar estas palabras. “Es muy simple: lo que Trump está diciendo es peligroso. Una persona que intenta ser presidente de EU no debería sugerir la violencia de ninguna forma”, dijo Robby Mook, jefe de campaña de la candidata demócrata, en un comunicado.
La senadora Elizabeth Warren acusó a Trump de ser un “cobarde débil”. El congresista demócrata Eric Swallwell dijo que el Servicio Secreto debería investigar la “amenaza” de Trump contra Clinton por sugerir que “maten” a la ex primera dama. El Servicio Secreto afirmó estar “al tanto de los comentarios” del candidato republicano.
El senador federal demócrata de Connecticut Chris Murphy, tuiteó: “Esto no es juego. Gente inestable con armas poderosas y un odio demente por Hillary lo están escuchando, @realDonaldTrump”.
El asesor de comunicación de la campaña de Trump intentó “apagar” el escándalo. Según él, el magnate se refirió a que “las personas pro Segunda Enmienda tienen un espíritu increíble y están muy unidos, lo que les da un gran poder político. Y este año van a votar en números récord y no será por Hillary Clinton, será por Donald Trump”, dijo. en un comunicado titulado “sobre la prensa deshonesta”.
La Asociación Nacional del Rifle (ANR) defendió a Trump y llamó a votar contra Hillary. “Hay algo que podemos hacer el día de las elecciones: Aparecer y votar por la Segunda Enmienda”, añadió.
Uno de los principales apoyos de Trump, el ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani, dijo que las palabras del candidato sólo eran era un llamado a la votación, y acusó de la tergiversación a la “conspiración mediática para elegir Hillary Clinton”. Otro seguidor del magnate, el senador Jeff Sessions dijo sin embargo que Trump “no debería hacer broma” sobre hacer daño a otro candidato.
Broma, sugerencia o malentendido, no es la primera vez que Trump o su campaña usan las armas y la incitación a la violencia en sus discursos. Hace un tiempo el magnate dijo que su apoyo popular era tan grande y sólido que podía “pararse en medio de la Quinta Avenida [de Nueva York] y disparar a alguien sin perder ningún votante”; hace una semanas, Al Baldasaro, asesor del magnate en temas militares, dijo que si se confirmaba la “traición” de Clinton en el caso del uso de un servidor privado para enviar correos electrónicos oficiales, deberían “fusilarla”.
Con todo eso, Trump sigue perdiendo apoyos. El lunes, 50 expertos en política exterior (entre ellos el ex embajador en México, John Negroponte) publicaron una carta declarando que no votarán por Trump por ser un candidato “insensato” que “carece del carácter, los valores, y la experiencia para ser presidente”. Un grupo que, para Trump, representa la “fracasada élite de Washington”. Este martes una senadora republicana, Susan Collins, escribió en un artículo en el Washington Post que se une a la lista de conservadores antiTrump.