Cd. de México.-
La figura triste de Juan Carlos Osorio se recompuso; el crédito que se le había agotado volvió a cobrar fuerza con la victoria de 3-1- sobre El Salvador, que ratifica el liderato del grupo y el paso perfecto en el proceso eliminatorio.
México tenía todo controlado hasta que Jorge Torres Nilo, de forma imprudente, levantó de más el brazo para que el árbitro estadounidense marcara golpe o mano y como consecuencia, penalti.
Larín Hernández lo transformó en gol al estilo Panenka, engañando a Guillermo Ochoa (22′).
La salida de Torres Nilo para la segunda parte cambió la cara del equipo mexicano. El Salvador salió a defender su ventaja, cedió la media cancha y pronto pagó las consecuencias.
Herrera se puso a trabajar; Layún, ya por la izquierda, se vio más suelto; Aquino se quitaba las patadas y Raúl Jiménez se tiró a la banda para dejar en el centro a Ángel Sepúlveda.
Y hubo mejoría.
Servicio a segundo poste y Héctor Moreno, caminando, empujó la pelota para el empate (51′).
El Cuscatlán, agresivo en el inicio y soberbio en la ventaja, se quedó mudo y después desesperado cuando Sepúlveda, con certero remate con la cabeza, dio la vuelta al marcador (58′).
Ahora era México el que jugaba al contragolpe, el que aprovechaba los espacios; gracias a eso, el árbitro de Estados Unidos se inventó un penalti sobre Jiménez, que el propio Raúl convirtió en gol (72′).
México regresó a casa, con el deber cumplido, siendo superior y práctico, como se juegan las eliminatorios, pero consciente de que la deuda todavía no está saldada.
Ahora, Juan Carlos Osorio y sus pupilos deberán concentrarse en Honduras, el rival en turno.
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