Cd. de México.-
Si estás en cama por las mañanas y te preocupas por las deudas, el trabajo, y sí, por ese temblor raro en tu dedo meñique que seguro es el Parkinson que algún día llegará… no estás sola. Hay muchas mujeres hoy en día que se estresan MUCHO por su salud. ¿Y por qué no lo harían? Cualquiera que haya pasado 2 días con una gripa espantosa sabe lo fácil que una enfermedad puede afectar la calidad de nuestra vida diaria. Pero para nosotros que sufrimos de ansiedad con respecto a nuestra salud, sabemos el impacto que puede tener en nuestro cuerpo, y por supuesto, en nuestra mente.
Es normal preocuparse de más en un nuevo síntoma, pero la mayoría de las personas pensarán: “Estoy bien, seguro es temporal, y nada peligroso. Ya veremos cómo avanza”. Por otra parte, hay mujeres que, después de un dolor de cabeza, creen que podrían tener un tumor cerebral.
La hipocondría no es un grito de atención; la mayoría de las personas que están sufriendo así, no están inventando esas dolencias y molestias. El cuerpo humano es complicado, constantemente está haciendo cambios y se ajusta al ambiente. Si te concentras en tu ritmo cardiaco, seguro notarás que cambia constantemente. Y si te preocupas por tu rodilla, seguro notarás sensaciones diferentes.
Y cuando estás nerviosa o ansiosa, tu cuerpo responderá automáticamente, causando adrenalina y pensamientos negativos. Y aunque esta conmoción psicológica signifique que tu cuerpo está funcionando bien, será difícil pensar de esta forma.
1. Checa la evidencia: Toma un paso atrás y ve la situación de manera objetiva. ¿Qué evidencia tienes que apoye la idea de que tienes un tumor cerebral? Rápidamente notarás que las explicaciones benignas son mucho más razonables. Si crees que estás teniendo un ataque, recuerda que NUNCA has tenido problemas con tu corazón, y que todos los exámenes que te han hecho han salido bien. No tires la lógica por la ventana.
2. Deja de googlear: Lo mejor que puedes hacer es dejar de buscar en Google tus síntomas. Aunque encuentres 30 sitios web que te digan que no tienes NADA de qué preocuparte, también te encontrarás con uno que sugiera algo serio. Y ya con eso te pondrás loquísima de estrés.
3. Encuentra un buen doctor: Si de verdad estás asustada, no estaría mal que aliviaras todas tus dudas con un doctor confiable. Este doctor es el que se te vendrá a la mente cuando te diga que, en cada ocasión que sales de su oficina, sabes que te sientes mejor y más optimista.
4. Ponlo en perspectiva: Tomamos riesgos TODOS los días, pero la mayoría de nosotras no nos metemos a un carro con la preocupación de chocar o morir en un accidente. Aceptamos que la vida está llena de incertidumbre, y eso no debería de arruinarla. Nunca sabrás si estás al 100 de salud, pero esa incertidumbre tendrás que aceptarla, o simplemente nunca podrás vivir bien.
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