Para nosotros que vivimos en la border, pos como que nos queda canturrear eso de “la gente es más feliz en la frontera”, pos claro, si McAllen nos queda bien cercas.
Nomás que te sientas algo achicopalado, pos te das una vueltecita al mol pa’ calmar las ansinas.
La comida siempre ha sido un bonus pa’ los que estamos aquí y día a día surgen nuevos restaurantes en el otro lado.
Acá la people va de madrugada a comer sus Whataburgers, porque te ahorras la fila del puente internacional, quialcabo están siempre abiertas, pa’ no que no te quiten de tu antojo.
Debo confesarles que nosotros íbamos “muncho” a comer a Furs, al bufete gringo que está ajuerita del K Mart de la 10, ahí casi frente al Mol. Si vieras cuánto pariente panza cervecera va al lugar, van gabachos y mexicans.
Y no es que yo sea una varita de nardo, pero será que cuando ves más comida a uno sólo precio como que te avientas como El Santo desde la tercera cuerda: hay pizzas, pollo frito, pasta con queso, pescado empanizado, tacos y no te digo los postres: pay de chocolate, de manzana, pasteles, budines.
Recién llevé a mis tres hijos y les aconsejé “coman ensalada, es más sano”, a lo que de pronto me contestaron “déjanos, pa’ que nos traías aquí”.
Luego nos alarmarnos al ver a tanta familia obesa comiendo en un bufete de Furs.
Pasaron “munchos” meses para volver, luego de que mi vieja me quisiera llevar, quesque le daba mala espina ver ese negro panorama.
“Tamos algo gorditos, pero no queremos estar más. Por lo pronto ya no tomamos Coca Colas o Pepsi ‘normales’, algo es algo”, presume Rosa María.
No es por nada, pero estamos acostumbrados a quejarnos del humo del cigarro en todas partes, anke lo soportemos en reuniones sociales.
Ya saben que en la cajetilla de cigarros está la foto de una rata y te anuncian que causa el cáncer. Pero nunca andamos diciendo “cuidado lo que vas a comer, te tapará las arterias y te dará un paro cardiaco”.
Volviendo a Juanga que está de moda en estos días, mirujeamos cómo pasó sus últimos días con exceso de peso, en contraste al huerquillo flaquillo en los años ochentas, cuando bailoteaba esas canciones tan pegajosas.
Y que conste que a mí no me molestan sus lentejuetas jotas y nacas, como dijo en mal momento Nicolás Alvarado, exdirector de la Tele UNAM.
Por ahí cuentan que en los últimos años descuidó su alimentación y eso también como comentó “lo que se ve no se pregunta”.
Hasta eso, la raza del Face nunca le sacó memes como sí lo hizo de Luis Miguel por el paso de los años.
Y es que a él le gustaba la buena comida y de seguro probó las mejores viandas de México y el mundo entero, no sólo de Texas.
Su exceso de peso como de trabajo en sus giras, con conciertos que duraban cerca de 6 horas, lo llevaron a la tumba.
Y yo cuando apenas voy a Monterrey, mi ‘amá ya me retira de la mesa una rebanada de pizza:
“No comas tanto, no te vaya a pasar lo de Juanga”.
Y yo que apenas le doy una mordida, le contesto “pero qué necesidad, para qué tanto problema”…
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