Recife, Brasil.-
Suspensiones, lesiones, enfermedades, recursos tácticos, innovaciones en el esquema o simples caprichos. La historia del futbol mexicano está llena de pretextos con los que los directores técnicos del Tricolor justifican las modificaciones en su alineación mundialista, esa que Miguel Herrera no tocó durante la fase grupal de Brasil 2014. Peculiar situación que, en opinión de Andrés Guardado, es la clave en el éxito del “Piojo”.
Por primera vez en la historia (15 participaciones), la Selección Mexicana arrancó con los mismos hombres cada uno de sus juegos en la fase inicial del máximo evento futbolístico del orbe. No, tampoco existieron cambios de posición. El carismático entrenador está ajeno a esas “locuras” que suelen ser sinónimo de suicidio.
“Creo que está siendo muy justo, y no sólo por mí, sino en general. Hace cosas lógicas, porque en el futbol hay entrenadores o gente que empieza a querer inventar o experimentar, y es cuando todo sale mal”, recuerda “El Principito”. “Miguel, simplemente, está haciendo las cosas fáciles”.
“Todos están muy bien, cualquiera que juegue lo va a hacer de buena manera, pero los de fuera [del campo] saben que los de dentro lo estamos haciendo bien y tienen que esforzarse al máximo. El de dentro, por su parte, sabe que el de fuera también lo hace bien, por lo que si juega mal, le van a comer el mandado. Es una de las virtudes de este equipo y nos está ayudando muchísimo”.
“El Piojo” prometió que los experimentos terminarían en el amistoso contra Portugal del viernes 6 de junio. De hecho, aquella velada en Foxborough, inició con 10 de sus titulares mundialistas. Sólo hubo cambio en la portería.
Guillermo Ochoa es el elegido. Paul Aguilar, Francisco Javier Rodríguez, Rafael Márquez, Héctor Moreno y Miguel Layún son los defensas. José Juan Vázquez, Héctor Herrera y Guardado trabajan dentro de la zona de volantes; Giovani dos Santos y Oribe Peralta conforman el ataque.
Comienzan a jugar de memoria, virtud que muchos ex entrenadores nacionales decidieron desechar.
Para Andrés, se trata de simple congruencia y “eso tampoco es tan difícil. No soy entrenador, me gustaría serlo algún día, aunque todavía me quedan muchos años, pero es lo mejor para un grupo”.
“Es una de las virtudes de Miguel: ha sido muy claro con todos nosotros desde el primer día. Nos ha dicho que si no estamos bien, no vamos a jugar y viceversa”, complementa. “En ese sentido, ha sido muy lógico, básico y efectivo. Al final, el grupo confía en él y Miguel en nosotros, lo cual es difícil lograr”.
Tanto, que lo había visto en contadas ocasiones durante los casi nueve años que han pasado desde su primera convocatoria al combinado.
Andrés Guardado insiste en que el modus operandi de Herrera no merma la competencia interna, no en una Copa del Mundo.
Para el que abrió las puertas a todos. Más allá de que –en un principio— llamó a quienes conocía mejor, el zurdo valora que el timonel mexicano haya otorgado verdaderas oportunidades a todos los hombres que probó.
“Estoy muy contento y agradecido con Miguel por la confianza que me ha dado. Creo que tampoco me la ha regalado”, aclara. “En un principio, se pensaba que —a lo mejor— yo ni venía y, al ya estar aquí, me esforcé muchísimo en los entrenamientos, durante los minutos de preparación que me dio, para tratar de convencerlo. Al final, me está dando la confianza y, simplemente, [quiero] regresarle eso”.
Hasta ahora, lo ha hecho. Eso explica que no le haya metido mano a su 11 inicial.
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