La pacificación del Estado sigue siendo EL (así, con mayúsculas) anhelo de los tamaulipecos.
La interrupción de clases en algunos planteles de Altamira, antes de que termine el ciclo escolar, es la prueba de que las cosas siguen sin componerse, pese a los alardes de las autoridades de que la situación empieza a revertirse en el Estado.
Sin ser alarmistas, ni negativos, hay que pensar qué sucederá en unos meses más cuando empiecen a perfilarse los aspirantes a las candidaturas por las curules federales.
Cómo funcionará todo, es la gran incógnita, qué fuerzas serán las que definan quiénes irán a ocupar las diputaciones, es la duda que persiste en la entidad.
Qué grupos serán los que determinen a los candidatos y sobre todo, qué seguridad se les brindará a los votantes de que el proceso tendrá personajes ajenos a la delincuencia organizada, ese es el problema más grave al que se enfrentará la sociedad tamaulipeca en los próximos dos años.
No es tarea fácil la que viene, el poderío económico de ciertos grupos nada recomendables hará que tanto el proceso federal como el estatal de 2016 presenten circunstancias muy serias de atender y como están las cosas actualmente en la política de todos los niveles no se puede asegurar que existe un estado de derecho que impedirá la participación de gente dedicada a actividades ilícitas en las elecciones venideras.
En México y especialmente en el Estado de Tamaulipas el estado de derecho está roto, no se ha podido reparar, las autoridades han mostrado que el crimen organizado las ha rebasado y el efecto de esto en los procesos electorales será muy dañino.
Sin descontar que los procesos pudieran presentar rasgos de violencia como los alcanzados en 2010, y así qué ciudadano o ciudadana de bien se decidirá a intervenir como candidatos en un proceso donde su seguridad personal estará en riesgo.
Platicando con algunos de los que tienen posibilidades de ser candidatos, han expresado su disgusto y su decisión de no participar en los procesos si ello implica tener que negociar con grupos delincuenciales. Ésta es la realidad de Tamaulipas que no puede ser ignorada por las autoridades.
Hasta ahora ninguna autoridad ha planteado cuál será la estrategia para proteger al proceso electoral y a los participantes en el mismo, se ignora si habrá destacamentos especiales dedicados a asegurar la tranquilidad de los votantes.
Además, las autoridades electorales qué candados impondrán para que candidatos indeseables no puedan acceder al registro. Porque si el ingreso del crimen organizado en puestos de elección se ha observado en otras entidad del país, Tamaulipas no está exento de que se repita aquí ese fenómeno.
Inseguridad y política son dos áreas que han estado muy ligadas en los últimos tiempos, por algo será.
Esas dos áreas se han coludido en detrimento de la tranquilidad de la población, lo cual nos lleva a pensar que se tienen que replantear las cosas y exigir de las autoridades que nos den a conocer el procedimiento a seguir en las elecciones venideras.
Para que no se desaten los demonios que acostumbran merodear cuando de definir autoridades se trata.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derrotero_mx
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