¿Qué secreto esconden la Cámaras de Comercio que, aún cuando han perdido un enorme potencial como agrupación empresarial, son tan disputadas?
Para muestra ahí están varios botones: Reynosa, Río Bravo, Matamoros y, ahora, la dirigencia estatal que –¡desde hace ocho años!– está en manos de Jesús Melhem Kuri.
El deterioro que han sufrido las Cámaras, en los últimos quince años, es evidente.
La Canaco, como organización, es sólo un espectro de lo que fue en los años 80; era la época en que los dirigentes tenían peso social y la estructura, todo, contaba con el respeto de partidos, funcionarios y población.
Eran tiempos en que un amago del sector empresarial ponía a temblar a los gobiernos en turno, por muy del ‘PRI totalitario’ que fueran.
Las Cámaras de Comercio de la frontera, como es el caso de Reynosa, gozaban del respeto de sus homólogos del Valle de Texas e incluso de servidores públicos y legisladores texanos.
El aval de la Cámara de Comercio era útil para tramitar la Forma 13 y la Tarjeta Local; una palabra de la Canaco era suficiente para moderar temas binacionales como el consumo e importación de alimentos básicos, los precios de la gasolina y de seguridad pública.
Cuando el país vivía tiempos de incertidumbre financiera ante la devaluación del peso frente al dólar, la Cámara de Comercio se convertía en un organismo incómodo que, si bien es cierto, nunca conseguía revertir los efectos, por lo menos presionaba para que la situación no empeorara.
Era la Cámara un órgano natural de promoción turística que conseguía el respaldo institucional para atraer un gran flujo de visitantes extranjeros.
Fue, la Canaco, uno de los vértices del proceso de homologación en los precios de gasolina.
Tener pollo barato en la frontera fue un trabajo sistemático del Comercio Organizado y cuando inició la controversia sobre la franquicia para los fronterizos la opinión de la Cámara fue esencial.
Alcanzó tal peso y presencia el organismo que la sociedad y los partidos se vieron forzados en voltear a verle y varios de sus ex dirigentes se colocaron en diputaciones y hasta alcaldías.
Pero hoy es diferente; lamentablemente sólo quedan las siglas. No tiene peso y nadie consulta a la Cámara.
Precisamente por eso llama profundamente la atención la guerra que se ha desatado entre los grupos empresariales por mantener el control de la agrupación.
Ahí está el conflicto en Río Bravo así como el Caso Reynosa entre César Martínez Ponce y Gildardo López Hinojosa que aún no se resuelve al cien por ciento.
Es decir, con la agrupación prácticamente en ruinas, ahora la disputa mayor se va a dar por la Federación de Cámaras de Comercio de Tamaulipas; es decir el equivalente a la dirigencia estatal.
Julio Almanza y Gildardo López entre varios más han emprendido una batalla para despojar a Jesús Melhem Kuri de su encargo.
Melhem se ha mantenido ahí por ocho años.
Son dos las preguntas:
¿Por qué el afán de este nuevo grupo para tomar la Federación?, y en el otro lado de la moneda ¿Por qué se resiste Melhem a dejar el cargo?
EL FINAL
Miguel González Salum se hizo cargo desde éste fin de semana de la CNOP; otra organización de la que sólo quedan recuerdos.
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