Reynosa, Tam.-
Mientras que los altos mandos de la educación en Reynosa laboran en la comodidad del recién inaugurado Centro Regional de Desarrollo Educativo, alumnos y profesores de escuelas públicas tienen que aguantar el calor de la primavera “como Dios les dé a entender”, ante la falta de equipamiento en las aulas.
Un ejemplo de ello es la Primaria Club de Leones Internacional número 8 “Profesora Julia Guevara Hernández”, una de las 44 escuelas de tiempo completo de la ciudad donde apenas la semana pasada, tres de las seis aulas no contaban con ningún tipo de ventilación.
Tras una larga espera, dos aulas fueron acondicionadas con sistemas de enfriamiento la semana pasada, y uno más aún está a la espera.
Se trata del grupo de tercero, en donde los estudiantes han tenido que aprender trucos para sofocar el calor de la mañana y de la tarde.
“Mira, eso es lo que hacen, se mojan las playeras antes de entrar al salón para estar más frescos, porque es insoportable”, indicó Aglae Yánez García, docente.
Las altas temperaturas que se han registrado en Reynosa han golpeado duro a los 23 estudiantes de este grado, quienes para mitigar el calor tienen dos ventiladores de techo y un garrafón de agua.
“Se acaban un garrafón y medio de agua al día, se la pasan tomando agua todo el día, claro, de manera ordenada, pero es lo que hacen para quitarse la sed y aguantar el calor”, recalcó la docente.
En el aula, un aire recién conseguido de dos toneladas se exhibe como adorno, ya que ante la falta de una conexión, no se han podido instalar.
El calor se está convirtiendo en el principal enemigo de los centros educativos, carentes de infraestructura en la ciudad, pues impide incluso la concentración de los alumnos en clase.
“Es muy complicado trabajar con los niños de esta manera (con calor), porque no lo soportan, sudan todo el tiempo y te dicen ‘¡ay maestra, hace bastante calor!’; de hecho, es como demasiado fastidioso para ellos trabajar de esa manera”.
Los docentes también tienen que ingeniárselas para abatir el calor en los estudiantes. En el caso de la profesora Yáñez García, su estrategia es sacar a los alumnos al único espacio exterior con techumbre para que jueguen y se refresquen un poco con las escasas corrientes de aire que se registran en la zona.
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