Hace algunos años en México cuando algo no funcionaba se formaba un comité, el que era responsable de sacar adelante alguna tarea que las autoridades formalmente constituidas no podían atender debidamente.
Así hubo años, especialmente en la déca de los años noventa en que bajo cualquier circunstancia, a la menor provocación veíamos nacer comités para todo.
Poco a poco esa práctica se fue perdiendo y de alguna manera las instituciones empezaron a reaccionar.
Hoy pareciera que nos encontramos en un periodo parecido, ahora le toca el área de seguridad y aplicación de justicia.
Ante la imposibilidad de hacer cumplir la ley, no sólo con los ciudadanos, sino con las autoridades, la procuraduría General de la República y la procuraduría estatal de Nuevo León decidieron ofrecer millonarias recompensas para localizar a dos ex gobernadores, en el caso de la primera, y en el de la segunda por que les den pistas para localizar a los asesinos de tres personas de la misma familia, dos de ellos menores de edad.
Cuando las instituciones encargadas de salvaguardar el estado de derecho incurren en estas prácticas cuestionables, nos damos cuenta que andan más perdidos que una aguja en un pajar.
A quién se le ocurre ofrecer dinero por dar con el paradero de las personas que está buscando, a alguien que no sabe ni cómo hacer su trabajo de investigación.
Esa práctica fue muy popular en los tiempos del viejo oeste donde todo se resolvía a balazos.
Hoy también sucede así, pero ofrecer en pleno siglo XXI recompensas para encontrar a alguien, significa que no hay un desempeño serio del trabajo de las dependencias.
Y para no ir muy lejos, Tamaulipas y Nuevo León tienen diferencias marcadas, mientras en el vecino estado ofrecen un millón por dar con el paradero de unos asesinos, aquí, en Ciudad Victoria se asesina a los miembros de dos familias un mismo día, y la autoridad no da información acerca del avance de las investigaciones.
En Tamaulipas ni a recompensa llegan.
Y viendo la tardanza en facilitar datos del paradero de dos ex gobernadores, se pude presumir que la vieja, viejísima, estrategia no da resultados en tiempos modernos. A menos que este lunes amanezcamos con la noticia de que fueron localizados por quienes se ofrece recompensa.
Al gobierno federal y al estatal de Nuevo León, qué les pasa, por qué optan por una medida en desuso y poco efectiva.
Hasta hoy no hemos sabido de alguien que haya cobrado una recompensa.
¿Entonces por qué insistir? Es un ardid propagandístico de una administración federal perdida en su propio juego de sombras, en donde lo que ven, no es la realidad.
Y DESPUÉS DE FIDEL ¿QUÉ?
Hace unos días un amigo cubano me comentaba la preocupación por lo que viene para su país después del triunfo en Estados Unidos de Donald Trump.
Expresaba su preocupación por la situación económica y la posibilidad de que la apertura se retrase con la llegada del republicano al poder, en ese panorama no estaba contemplada la muerte de Fidel Castro.
Ahora las cosas son aún más inciertas, la muerte del líder revolucionario que terminó haciendo una caricatura de revolución, con una mala situación económica para la mayoría de los 14 millones de cubanos y la conciencia de que el movimiento social más importante del siglo veinte no logró dar los frutos esperados, ahora a los cubanos les aguarda una vez más esperar a que otros, algunos fuera de Cuba, decidan su suerte.
Mientras circula un meme donde dicen que Castro sobrevivió a 11 presidentes estadounidenses desde Eisenhower a Obama pero no soportó 17 días a Trump.
Así las cosas.
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