La prensa española ha sufrido una “tormenta perfecta” en los últimos años mezcla del enorme endeudamiento de los medios, fruto de la reconversión digital y la caída de los ingresos derivada de la crisis, y de la “asertividad” del Gobierno del Partido Popular que ha “contraatacado agresivamente ante las críticas públicas”, según el artículo que firma Raphael Minder de The New York Times.
Entre los ejemplos que cita el diario de amenazas a la libertad de expresión en España está el informe crítico del International Press Institute, la ‘ley mordaza’ aprobada por el Partido Popular o la destitución del director de EL ESPAÑOL Pedro J. Ramírez de su puesto en El Mundo tras la publicación de los SMS que mandó el presidente Mariano Rajoy al tesorero de su partido Luis Bárcenas, imputado por corrupción.
Dentro de la industria de la prensa muchos consideran que la formidable combinación de presiones financieras y gubernamentales ha mermado su capacidad de cubrir en cualquier medida los conflictos de intereses entre los poderes políticos y económicos en una época en la que no cesaban de brotar escándalos financieros y políticos como resaca de la crisis en España.Esto ha conducido a una duda razonable sobre la independencia editorial que han podido conservar los principales medios del país, argumenta, citando conversaciones con profesionales del sector.
Los medios emergentes como EL ESPAÑOL, eldiario.es o Ahora se plantean como contrapoder necesario e independiente según el autor que se ha entrevistado con sus directores.
“Los periódicos ya no están en manos de sus editores sino de los ejecutivos a los que les preocupan sus cuentas y mantener una buena relación con los poderes”, explica Pedro J. Ramírez. The New York Times destaca cómo Ramírez destinó la indemnización por despido de El Mundo para fundar EL ESPAÑOL, lo que junto a una histórica campaña de crowdfunding ha asegurado su independencia económica.
La reportera María Peral asegura que se unió a EL ESPAÑOL tras comprobar “un claro declive de la libertad editorial durante la crisis, que nos obligó a silenciar contenido que podría ser dañino para nuestros anunciantes o los bancos a los que adeudábamos”.
El artículo sobre libertad de prensa en España es portada también en la edición impresa.