Ciudad del Vaticano.-
A dos días de la “leve indisposición” que lo obligó a anular sus actividades del inicio de esta semana, el papa Francisco arremetió este miércoles contra los “corruptos”, los responsables de “la trata de personas” y “fabricantes de armas”, recordándoles que serán juzgados por Dios, pero también preguntándose si verdaderamente pueden “ser felices”.
Ante las más de 25 mil personas reunidas en la plaza de San Pedro para la audiencia general de los miércoles, el Pontífice lanzó una advertencia a esa gente, diciendo que por las maldades cometidas “deberán rendir cuentas ante Dios en el más allá” y no se llevarán consigo “ni dinero, ni poder, ni orgullo”.
Recordó a los fieles que “nuestro bien está en abandonarnos con humildad, respeto y confianza” en manos de Dios, pero subrayó que las personas que viven en el mal, explotan a otros o viven solamente para el dinero, la vanidad, el poder y el orgullo, no “serán felices… Mi augurio es que el temor de Dios les haga comprender que un día todo termina y que ese día deberán rendir cuentas a Dios”.
Al término de la audiencia, el Papa hizo un llamado en vista de la Jornada mundial contra la explotación del trabajo de los menores, que tendrá lugar este jueves.
“Decenas de millones de niños son obligados a trabajar en condiciones degradantes, expuestos a formas del esclavismo y de explotación, pero también a abusos, malos tratos y discriminación”, dijo el Papa, que instó a la comunidad internacional a extender la protección social a los menores para colaborar a la erradicación de estas plagas.
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