Ni la llegada de hombres relativamente jóvenes a la dirigencia del PRI nacional y a la presidencia de la república lo ha salvado del anquilosamiento y la vejez.
Este partido político intentó reinventarse, no ha podido porque sus integrantes conservan el alma vieja, atada a las prácticas ya conocidas que la población votante rechaza.
El martes hubo una presentación de un libro escrito por el diputado federal Javier Guerrero García en un museo de la Ciudad de México, ahí tomó la palabra quien fuera Secretario de Desarrollo Social, Carlos Rojas Gutiérrez.
En su comentario acerca de la obra de su amigo coahuilense dijo que ya no son tiempos de regalar despensas, repartir dádivas, dar limosnas, que su partido tiene que ver hacia los jóvenes a quienes les tiene vedado el desarrollo simplemente porque no hay fuentes de empleo.
Aludió específicamente a Coahuila donde el 29 por ciento son jóvenes entre los 15 y los 28 años, cuyo futuro es incierto ante la situación económica. También habló de lo que representa la llegada de un personaje como Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y los efectos que tendrá en los estados y poblaciones fronterizas.
Rojas Gutiérrez habló desencantado de la forma como su partido se ha manejado en los últimos tiempos, destapó a Guerrero García a la gubernatura de su estado y confió en que cuando la dirigencia y el presidente tomen la decision sobre quién abanderará sea alguien que esté dispuesto a voltear a ver a la gente y ayudarla.
En esa presentación estuvo Oscar Luebbert acompañado de su esposa María Esther, diputada federal compañera de Guerrero García.
Fue una presentación triste a excepción del discurso de Armando Fuente Aguirre “Catón”, quien arrancó las carcajadas de la concurrencia.
Por lo demás fue una constante alusión a Luis Donaldo Colosio y no era para menos, gran parte de los asistentes formaron parte de su equipo de trabajo más cercano.
Muchos de los ahí presentes aún le lloran, no han logrado superar su asesinato, algunos, tal vez, saben a ciencia cierta qué pasó, quién ordenó matarlo.
México ha ido caminando hacia el vacío con gobernantes que no le entienden a eso de guiar al país.
Entre tanto, los priistas coahuilenses esperan (una vez más) que la decision central recaiga en alguien que no sea del redil de los Moreira, algo realmente dificultoso, porque Humberto sigue tan fuerte como si aún siguiera gobernando esa entidad.
FOSA COMÚN
Así como en Altamira el espacio destinado para inhumar cuerpos de personas sin identificar está está saturándose, así Tamaulipas se ha ido convirtiendo en una gran fosa común de la que pocos hablan, pero que que saben que existe.
Esa es una de las huellas dejadas por los enfrentamientos armados entre grupos delictivos y los encuentros con los cuerpos de seguridad.
Tamaulipas, al igual que México, ha ido cambiando su fisonomía conforme los diez años de guerra van dejando un tiradero de cuerpos.
Lo penoso, ni siquiera hay una ficha que diga quiénes fueron, tal vez sus familias continúan buscándolos y ellos permanecen en una morgue mientras hay un espacio en la tierra donde depositarlos.
Triste.
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