Washington, E.U.-
El doble rasero en la voluntad de renegociar los términos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quedó otra vez en evidencia durante la visita a la Casa Blanca del primer ministro canadiense, Justin Trudeau. No es la primera vez que la administración Trump tranquiliza a Canadá de la poca afectación que tendría para este país un nuevo tratado comercial, lo que demostró una vez más que el objetivo es México.
“Tenemos una relación comercial espectacular con Canadá. Vamos a afinarla; haremos algunas cosas para beneficio de ambos países. Es una situación mucho menos severa que la que pasa en la frontera sur”, explicó el republicano en rueda de prensa conjunta con su homólogo canadiense.
Continuó: “En el sur, por muchos años, la transacción no fue justa con Estados Unidos. Fue una transacción extremadamente injusta. Vamos a trabajar con México y haremos un acuerdo justo para las dos partes”. Subrayó que se encargará de que “todo el mundo esté contento”.
Quizá de forma inconsciente o deliberada, el magnate lanzó un mensaje a México en forma de metáfora. En uno de los momentos en los que ensalzó la relación entre su administración y la de Trudeau (“somos muy afortunados de tener un vecino como Canadá”, declaró), el presidente estadounidense expresó su voluntad de “construir muchos puentes” de cooperación y comercio con los canadienses. Algo totalmente antagónico con el “muro” y la agresividad mostrada contra México.
Trudeau se mostró satisfecho del futuro que se augura para su país en el marco de la renegociación de los acuerdos comerciales con la Unión Americana, un aspecto “de gran preocupación para los canadienses porque sabemos que nuestra economía depende de nuestros lazos y nuestra relación con Estados Unidos”.
Enfatizó que “millones de buenos empleos de clase media en ambos lados de la frontera dependen” de la relación comercial con la administración del magnate.