El huracán Ike, que golpeó con fuerza en Texas, dejó entre sus secuelas un cambio de rutina para miles de residentes de Houston, entre ellos el migrante mexicano Jesús García.
García y muchos de sus coterráneos viven hace semana y media sin el servicio de energía eléctrica en sus casas y negocios.
“Ha sido diferente, sin televisión, sin radio, sin internet”, testimonió García, quien desde 1971 emigró a Houston, procedente de Monterrey, en el norteño estado mexicano de Nuevo León.
“No hay mal que por bien no venga; ahora ha habido más diálogo con mis hijos, con mi esposa, más unión”, aseguró el inmigrante, de 58 años.
A diez días del azote del huracán Ike a las costas de Texas, unas 600 mil viviendas y negocios de Houston permanecen sin electricidad, lo que afecta a alrededor de la cuarta parte de los 5.6 millones de residentes de esta ciudad.
La carencia del servicio eléctrico mantiene fracturada a esta ciudad, la cuarta más grande de Estados Unidos, con una buena parte de su población a obscuras y bajo toque de queda entre las 12 de la noche y las seis de la mañana.
La falta de electricidad impide la reactivación completa de actividades. Más de la cuarta parte de los niños aún permanece sin clases, al no contar con el servicio eléctrico en sus planteles.
El tránsito vehicular no fluye en extensas aéreas de Houston, en los cruceros donde los semáforos están inactivos, y los policías son insuficientes para poner orden.
García carece de electricidad en su casa y en su consultorio.
El médico quiropráctico se ha visto forzado a frenar su actividad profesional, aunque no del todo, al continuar atendiendo a sus pacientes más delicados en sus propias viviendas u oficinas.
“Yo puedo hacer eso, pero otros que tienen tiendas o negocios junto a mi consultorio, están inactivos, han tenido que cerrar. Esto les está afectando mucho”, dijo.
Para aprovechar el tiempo que ahora tiene libre, García colabora como voluntario en un POD, un centro de abastecimiento de víveres habilitado por la Cruz Roja y Caridades Católicas.
El centro de abastecimiento reparte agua, hielo, artículos de limpieza y un botiquín de primeros auxilios a residentes de Houston carentes aún de electricidad.
“Ayer atendimos a unas mil 500 personas, hoy creo que a unas dos mil”, dijo García.
Felicia Bautista, una madre de familia que este martes hizo fila en su auto para obtener los artículos del centro de abastecimiento, dijo que el huracán la ha forzado a regresar a la casa materna, tras quedarse sin electricidad en su apartamento.
“Mi mamá sí tiene electricidad y ahí dormimos, mis tres hijos y yo. Pero también lo hace mi hermano y mi cuñada y sus hijos, y en esa casa ahora estamos nueve de más, y con todos los niños, la cosa se pone insoportable”, señaló.
“Tuvimos que irnos con mi mamá”, dijo la inmigrante del estado mexicano de Guerrero. “Dos, tres días comiendo sandwiches está bien, pero ya más no”, indicó, al explicar que su estufa es de electricidad y por lo tanto, también permanece inactiva.
“La electricidad va a volver pronto, pero el golpe de este huracán a Houston y a sus residentes, va a durar tiempo, unos seis meses, un año para que todo vuelva a ser igual”, pronosticó García.
Las autoridades locales han estimado que tan sólo recoger los millones de toneladas de basura, principalmente arbustos y árboles caídos, tras el paso del huracán, tardará al menos cuatro meses.
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