México, D.F.-
La madrugada de este miércoles 21 de mayo se registró un sismo de 5.8 grados en la escala de Richter con epicentro a 27 kilómetros al norte de Matías Romero, Oaxaca y, a excepción de la capital de ese estado, no se emitió ninguna alerta sísmica a la población pese a que el movimiento fue de una magnitud considerable.
El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (Sasmex) indicó a través de un comunicado que aunque el sismo fue detectado inicialmente en 39 estaciones sismo sensoras, esto “no ameritó aviso de alerta en la ciudad de México porque la energía del sismo en desarrollo permitió pronosticar un efecto sísmico menor” en la capital.
Armando Cuéllar Martínez, coordinador de investigación y divulgación del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires), señaló que pese a que pueden registrarse sismos de magnitud moderada a fuerte, la emisión de la alerta en la ciudad de México y otros puntos del país depende de cuatro factores principales para determinar si el movimiento podría causar efectos de consideración y así emitir la alerta.
Estos factores son: la magnitud del movimiento (es decir, la cantidad de energía liberada), la profundidad a la que se genere, la distancia con respecto al epicentro, y el tipo de suelo del que se trate.
“Por eso sólo se emitió la alerta en la ciudad de Oaxaca, pues era la más próxima al epicentro” y la única en la que la cantidad de energía que llegó fue de un nivel considerable, informó Cuéllar Martínez.
Dispositivos de medición ubicados entre las regiones con mayor actividad sísmica (en el caso de México es mayormente la costa del Pacífico) y, por ejemplo, el Distrito Federal, determinan si la energía producida en el epicentro tendrá la intensidad suficiente al momento de llegar a la ciudad como para provocar movimiento o daños importantes.
A partir de esa medición, en cuestión de segundos y de forma automática, se determina si es necesario emitir una alerta o no, indicó Cuellar.
El ingeniero Alejandro Cantú, director general de Sky Alert, empresa dedicada al desarrollo de alarmas sísmicas satelitales, señala que “estrictamente, sí se debió haber alertado, pero debe haber un factor de combinaciones de magnitud y distancia correctas para que el movimiento sea considerado de peligrosidad en cierto punto”.
El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano emite dos tipos de alerta sísmica de acuerdo con la intensidad del movimiento: alerta preventiva para sismos moderados y alerta pública si se espera un sismo de efectos fuertes.
Cuellar Martínez del Cires señala que para la ciudad de México la energía de peligro es de 6 grados o si se prevé un movimiento fuerte, esto “depende de la ubicación del sismo y de la energía que se observa en los sensores”.
En los estados de Oaxaca o Guerrero, por ejemplo, de acuerdo con recomendaciones de Protección Civil, la alerta preventiva se emite a partir de un sismo de 5 grados y la pública a partir de 5.5 grados.
En México la escala utilizada para medir los movimientos telúricos es la escala de Richter, también llamada escala de magnitud local, que cuantifica con un único número la cantidad de energía que libera un sismo en el epicentro.
Otras escalas como la Shindo, utilizada por la Agencia Meteorológica de Japón, un país con alta actividad sísmica, describe la intensidad o el grado de agitación en un punto específico de la superficie terrestre, por lo que esta medición puede variar de un punto a otro dependiendo de las condiciones del terreno. Así, se emite un reporte de ‘grado de agitación’ diferente en cada zona.
Alejandro Cantú señaló que se debe tener cuidado al emitir la alerta, puesto que “si comenzamos a alertar sismos imperceptibles, después de un tiempo, las personas lo tomarán a la ligera” y no pensarán en la importancia de la prevención.
Advirtió que es de suma importancia una mayor educación entre la población sobre cómo funciona la alerta sísmica, así como mejorar la cultura de prevención y la divulgación de los protocolos de Protección Civil, para evitar confusiones y prevenir la mayor cantidad de daños.
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