En una reciente colaboración opiné respecto a la doble moral que tenemos muchos mexicanos y lo mucho que nos gusta andar de novedosos, participando en cualquier moda que nos impongan las redes sociales sin importar lo ridículas que puedan ser.
El comentario vino a colación por el furor que había provocado en ese entonces, el llamado a colocar la Bandera Mexicana como fotografía de perfil en las redes sociales, supuestamente como una manera de mostrar nuestro repudio a las actitudes xenofóbicas del presidente de Estados Unidos, Donal Trump.
En este entonces dije que poner a banderita en nuestro WhatsApp y Facebook sirve para dos cosas (Ustedes saben cuáles son) y que la única manera de hacer sufrir a los gringos racistas era pegarle donde verdaderamente les duele: en el bolsillo.
Para entonces comenzó a surgir un incipiente movimiento encaminado a vetar productos norteamericanos y evitar en lo posible cruzar a Estados Unidos.
Aunque algunos consideraron la idea estéril, fue suficiente para que los poderosos comerciantes del valle de Texas entraran en pánico e iniciaran una ridícula campaña de publicidad que les trajo más daños que beneficios.
Al mismo tiempo, un sector de las redes sociales se enredó en el Lábaro Patrio y como Juan Escutia Región 4, se lanzaron del primer escalón de su casa invitando a todos sus contactos a que boicotearan los productos del imperialismo yanqui.
WalMart, McDonalds, Burger King y Starbucks se convirtieron -de pronto- en los demonios que debían ser vencidos por los heroicos guerreros aztecas del ciberespacio.
Obviamente esta indignación nunca pasó de la pantalla y el teclado, pues ninguno de los que pusieron la bonita bandera en su perfil de Facebook estaba dispuesto a renunciar a su Big Mac o Mocca Frapuccino de 80 pesos el vaso.
¡Qué lejanos se ven los tiempo cuando odiábamos a McDonalds y Starbucks! Más hoy, que las redes sociales nos han impuesto una nueva moda: El Frapuccino Unicornio.
Como siempre sucede en estos casos, el internet se ha vuelto loco con halagos, críticas, memes, reseñas y notas periodísticas sobre una bebida que, básicamente, es un concentrado sabor mango con un montón de polvos agridulces y cuyo única razón de ser -de acuerdo a la empresa- es porque es el producto que “mejor se ve en las fotografías de Instagram”.
Si alguien quiere meterse una bebida de 500 calorías muy su diabetes. Lo que me gustaría acentuar es lo hipócritas que son muchas personas que hace apenas un par de meses estaban dispuestos a formar parte de la turba furiosa que iba a quemar todos los Starbucks del país y, ahora, no pueden dejar de comprar esta curiosa bebida morada.
¿Qué tan novedosos somos? En Ciudad Victoria el Frapuccino Unicornio está agotado y estoy seguro que en Reynosa están muy cerquita de llegar a esta meta… así que apúrense mis queridos Juan Escutias.
Recuerdo que hace tiempo, cuando dije que los llamados a la Revolución del “feis” son inútiles, no faltó el amigo que dijo que era un amargado, que estaba exagerando, que el repudio a Trump y Norteamérica era genuino, que las redes sociales estaban ayudando a construir un gran movimiento nacionalista y de defensa de la patria que ni el gobierno o los políticos podían replicar.
Hoy, con un vaso de Frapuccino Unicornio en la mano, déjenme contestarles a estos amigos de la mejor manera que me van a entender:
Jajajajajajajajajajajajaja.