Washington, E.U.-
Unos dos mil manifestantes marcharon este jueves en esta ciudad para pedir al presidente estadounidense Barack Obama un acto de valor y terminar con el sufrimiento de cientos de miles de familias que todos los días son separadas en medio de una campaña de deportaciones sin precedentes que llega ya a los 2 millones durante su mandato.
“Obama ya ponte los pantalones y pon fin a las deportaciones”, le gritaron a coro los manifestantes que marcharon desde el Capitolio hasta la Casa Blanca, en un acto que culminó con el arresto de una docena de personas. “Estamos decepcionados con los republicanos porque se han negado a votar la iniciativa de ley bipartidista que aprobó el Senado desde el año pasado. Pero también estamos decepcionados con el presidente Obama porque no ha hecho extensivo el programa de acción diferida” que ha beneficiado a los hijos de los indocumentados, aseguró Gustavo Torres, de la organización Casa de Maryland.
Entre los manifestantes de este jueves, que aprovecharon el 1 de mayo para sincronizar su marcha con una serie de actos de la comunidad migrante en todo el país, sobre todo en Los Ángeles, se encontraba Catia Paz Alvarez, una inmigrante de origen salvadoreño y madre de dos hijas nacidas en Estados Unidos. “Si no ocurre un milagro antes, me deportarán dentro de unas dos o tres semanas”, dijo Catia Paz mientras se abrazaba a sus dos hijas y a su esposo.
“No soy una criminal. Soy una madre. Y me gustaría que el presidente me dijera si acaso una madre con dos niñas que son ciudadanas de este país es una criminal o una amenaza contra la seguridad de este país”, añadió esta mujer que ha sido condenada a llevar un brazalete electrónico para evitar su fuga.
En medio de una disputa mal simulada, por un récord de deportaciones que la administración Obama se empeña en matizar a la baja, mientras insiste en que el Ejecutivo carece de los poderes para poner fin a las deportaciones, un creciente grupo de coaliciones aprovechó este día para externar su enojo y frustración con un gobierno que se mantiene impasible mientras los republicanos obstaculizan toda iniciativa de ley y las deportaciones continúan sin prisa, pero también sin pausa.
Apenas el pasado martes, el Instituto de Políticas Migratorias (MPI), reveló que aunque desde 1996 el número de inmigrantes deportados supera la cifra de los 4 millones, durante el gobierno de Obama las expulsiones se aceleraron y alcanzaron niveles nunca vistos, con un total aproximado de 2 millones durante los cinco primeros años de su mandato.
Tan sólo en 2012, el volumen de detenidos y removidos de Estados Unidos superó la cifra récord de 419 mil. En 1996, el número de detenidos y deportados sólo alcanzó los 70 mil.
“Hemos querido marcar este día para manifestar nuestra solidaridad con los millones de inmigrantes que son trabajadores en las sombras y sin derechos. No nos vamos a detener hasta que la reforma migratoria sea una realidad y se haga justicia a millones que hoy siguen siendo invisibles en este país”, aseguró Rocío Saenz, vicepresidenta del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, una organización con más de 2 millones de afiliados.
La indiferencia con la que los republicanos contemplan marchas y arrestos y el dilema que enfrenta la administración Obama —a quien varias organizaciones acusan de haberse convertido en el “deportador en jefe”—, era caracterizada por algunos dirigentes comunitarios como un episodio más en una lucha de los derechos civiles en Estados Unidos.
Mantendrán campaña
“No vamos a parar. Como no lo hizo Martin Luther King en el pasado. Y aunque digan que nuestras marchas sirven de muy poco, nosotros no vamos a desistir. Y a partir de junio vamos a proseguir con una nueva campaña para registrar a millones de electores hispanos que se encargarán de pronunciarse en las urnas para castigar a quienes se siguen negando a escucharnos”, aseguró Gustavo Torres al hablar del vivero de hasta 24 millones de potenciales electores de origen hispano que podrían incidir en las presidenciales del 2016.
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