Monterrey, N.L.-
Para la escritora tamaulipeca Liliana Blum el riesgo es latente: A la par de un hombre que encerrado en un cuarto de hotel de Las Vegas y dispara sobre una muchedumbre inerme, hay sujetos que pueden vivir a nuestro lado, y ocultar su perversidad ante nuestros ojos.
“Puede ser nuestro vecino que nos saluda cada mañana o que lleva a sus hijos a la escuela y va al trabajo, pero que al regresar a su casa va al sótano o un cuarto cerrado a torturar a una persona.
“Ese es el nivel de locura y monstruosidad que quiero exponer”.añade Blum.
En su más reciente novela publicada por Tusquets “El monstrup pentapodo” Liliana Blum da cuenta de un ser así. Un hombre sencillo y amable y buen ciudadano, pero que tiene sus obsesiones secretas, una admiración por las niñas que raya en lo perverso y lo ilegal.
Pero si existen seres así llenos de maldad e insanos instintos, detalla la autora en charla con Hora Cero durante su participación en la edición 2017 de la Feria Internacional del Libro de Monterrey, hay quienes se convierten en sus socios, sus cómplices. Sus parejas en el crímen.
Si bien Raymundo Betancoury es el ser malvado de El monstruo pentapodo, hay una mujer que no lo sólo conoce de sus actos sino es su fiel colaboradora.
“Es algo que quizás es paradójico. Con tantos movimientos feministas y por el empoderamiento de las mujeres, aún es inexplicable que pueda haber una mujer que ayude y permita el abuso hacia otra por parte de un hombre.
“¿Acaso por soledad? ¿Por sentirse apreciada por su hombre? ¿por miedo o acaso otra cosa? Es algo inentendible” cuestiona Blum.
La referencia es hacia otro de los personajes femeninos de “El monstruo pentapodo”, ese que es cómplice de Raymundo y que al final de la historia la orienta en otro rumbo.
“Son personajes ficticios que se basan en realidades. Son estas realidades tan comunes que pueden vivir a nuestro lado y desconocemos que hacen al cerrar la puerta de su departamento.
“Esos son los monstruos más peligrosos porque no los vemos, pero ahi están al acecho. Y son más frecuentes de lo que creemos o queremos darnos cuenta”.