Cd. de México.-
Los avances tecnológicos están presentes en cada aspecto de la vida cotidiana. Y los impermeabilizantes no son la excepción.
Los fenómenos naturales son solo algunas de las principales causas que generan deterioros estructurales en las construcciones. No solo pueden sufrir afectaciones a nivel estético, sino también a nivel de seguridad, que pueden poner en riesgo la vida de las personas.
De acuerdo al Atlas Digital del Agua de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en 2015 se registró una precipitación a nivel nacional de 872 mm. Superior a la que se había registrado en el periodo de 2000 a 2015. Tan solo en la temporada pasada, en el Estado de México se registraron 69 lluvias intensas que dejaron un total de 18 municipios afectados, y se prevé que al menos 157 sitios de los 36 municipios de la entidad se encuentren en riesgo de posibles inundaciones. La Comisión del Agua del Estado de México aseguró recientemente que tales lluvias son muestra de “los efectos del cambio climático”.
En 2013, en una entrevista concedida a Obras, Agustín Adame Solorio, director de investigaciones físico tecnológicas de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), explicó que “en el ramo de la construcción, los impermeabilizantes son un producto fundamental para el mantenimiento de la obras”.
Ahora, la tecnología impermeable es un hecho, con un abanico repleto de posibilidades. Existen impermeabilizantes prefabricados, asfálticos, acrílicos, cementosos, de poliuretano y termoplásticos.
Cumplen su función: detener el agua y la humedad.
Los acrílicos, por ejemplo, clasificados dentro de los impermeabilizantes líquidos y que son usados únicamente sobre superficies de concreto, lámina galvanizada o amianto, no solo sirven para impermeabilizar sino también protegen y aíslan del calor todo tipo de techos y azoteas.
Están fabricados con polímeros acrílicos, pigmentos inorgánicos, agregados minerales que le proporcionan un secado rápido, adherencia a diferentes sustratos y resistencia a los rayos UV, que como valor agregado, ayuda a reducir el calentamiento de los interiores.
En México el uso del poliuretano resulta de gran importancia. En 2013, el país ocupó el 12° lugar en emisiones de efecto invernadero. Con este material, famoso por su gran versatilidad, la contribución para reducir cada vez menos la utilización de combustibles fósiles y ayudar al cuidado del medio ambiente, es posible. Además, logra que los impermeabilizantes sean más flexibles que cualquiera. Los impermeabilizantes de poliuretano aíslan la humedad, cubren las filtraciones y eliminan la porosidad del material.