“CHICOS, EL MUNDIAL NO LO HEMOS PERDIDO HOY, lo perdimos hace 15 años. Gracias a la ley del trabajo llegaron a Italia paquetes de cada parte del mundo a quitarle injustamente el puesto a nuestros chicos. Les dimos dinero, gloria y formación gracias a nuestros entrenadores italianos, que siguen siendo los mejores. Espero que hoy que hemos tocado fondo se refunde nuestro fútbol. Que se vayan fuera las momias que gestionan el fútbol italiano, y sin darle espacio a los jóvenes en el campo”, dijo Pablo Cannavaro, jugador del modesto Sassuolo de la Serie A italiana y hermano de Fabio, campeón del mundo y balón de Oro en 2006.
Y Pablo tiene razón…
Hasta que sucedió esta “desgracia” que hizo voltear a muchos a la realidad del futbol ítalo.
Luego de Suecia 1958, la ‘squadra azzurra’ no había estado fuera de un Mundial, hasta estos momentos.
Jugar en un volado ante los suecos, que le había pegado por 1-0 en la ida y se esperaba que en San Siro viniera la remontada… que nunca llegó.
El mundo del futbol centró sus ojos y lamentó el hecho, y no por los italianos en general, como por Gianluiggi Buffon, un hombre que se ha ganado el respeto del mundo entero y que habría impuesto una marca jugando su sexto mundial consecutivo.
Lo que dice Cannavaro tiene razón.
La globalización del futbol ha llevado a las potencias futboleras a comprar jugadores en todas partes del planeta y llenar los equipos de extranjeros que roban el lugar a los oriundos.
El Inter de Milán y el Milán, las dos franquicias más poderosas de la Serie A, junto con la Juventus, suelen fichar jugadores por todo el planeta, sin importar mucho de dónde provengan.
Estos tres clubes tienen en este momento en promedio entre 15 y 16 jugadores extranjeros en su nómina, más de la mitad de su plantilla.
En México sucede igual.
El año pasado Jaguares de Chiapas, una franquicia que en teoría manejaban particulares, dueños también del equipo Puebla, llegó a tener 19 jugadores extranjeros.
El Veracruz, otro equipo financiado con recursos de orígenes siniestros (como Jaguares y Puebla) tenía 21 jugadores importados, la gran mayoría de medio pelo.
Es obvio que la culpa es de los mismos dueños. Es decir, los propietarios de los clubes no se pueden rasgar las vestiduras, si ellos mismos aprueban las medidas que los federativos ratifican.
Si ellos permiten esa transferencia indiscriminada de madera venida del sur del continente, que no se espanten cuando les dicen que ya no hay más Velas, Chicharitos, Tecatitos, o Chukys… y que en este momento Oribe Peralta, a sus casi 34 años que cumple en dos meses más, sigue siendo el mejor referente del ataque mexicano… o Márquez, a sus 38, sigue siendo el capitán de la escuadra verde.
Obviamente, el bajo nivel de la zona de Concacaf, no le apura a México, ni a los directivos mexicanos.
Con todo, siempre podrán –bueno, casi siempre, a excepción de Puerto Príncipe 73 y Tegucigalpa 81– salir airosos en el premundial.
Hoy detonó en Italia el petardo, y posiblemente hagan algo al respecto.
Pero no en México…
Sergio”El Mochis” Arias, guardameta sinaloense que pasara por algunos equipos sin tener una real oportunidad, de nada le sirvió ser campeón del mundo en Perú 2005; anduvo de aquí para allá, y hoy a los 29 años, no tiene equipo y viaja del DF a Cuernavaca los domingos para jugar en un equipo amateur y no perder la forma.. esperando que algún equipo le abra la puerta.
¿De qué vive Sergio, su esposa y su pequeña bebé?
No es algo que le quite el sueño a los dueños del balón. Lamentablemente.
No les importa.