En las Memorias de Adriano, relatan que al reflexionar el emperador romano sobre quién sería su sucesor, dijo que una decisión de tan profundas consecuencias es el último privilegio y también el último servicio al Estado, y de ahí lo difícil de tan importante decisión. Supongo que también Peña Nieto mucho le pensó antes de ejercer ese privilegio, pero que concierne a todo México, con todo y que no hay certidumbre de que José Antonio Meade vaya a ser el próximo inquilino de Los Pinos.
Por lo pronto, su decisión está saliendo bien, en la asamblea nacional de pasado mañana, el PRI en forma avasallante ungirá a Meade como su virtual candidato, luego tendrá cuatro meses para transformarse de un glacial economista a un efervescente político sin incurrir -como decía Erasmo de Rotterdam- en convertirse en un trompetero de sus alabanzas.
Pero no todo son fanfarrias y coros, ya se escuchan voces que cuestionan la honestidad de Meade que hasta hoy son solamente suposiciones, pero ya presagian el nivel de agresividad que habrá en la campaña en cuyo periodo se verá si EPN no se equivocó en el privilegio de designar sucesor.
Y empieza diciembre y en viernes, de aquí pa’l real todo son posadas, pero con calma, los tránsitos también lo saben y no se diga los malandracos que despojan a la gente de sus vehículos con una facilidad que quitarle los dulces a un niño es ya más complicado, lo mismo va para los peatones sobre todo si van saliendo de los cajeros o instituciones bancarias, también hay que tener paciencia y cuidado con las peregrinaciones que ya se advierten por la ciudad, son gente buena que de ese tipo estamos más que urgidos y por lo mismo merecen todas nuestras consideraciones.
Que tengan buen inicio de fiestas decembrinas.