Ciudad de México.-
En fin de año muchas personas realizan un balance de sus logros, lo que está pendiente y las pérdidas que tuvieron, por lo que sentir cierto grado de tristeza es normal. Sin embargo, si va acompañada de fatiga, problemas para concentrarse y alteraciones en el apetito, puede tratarse de depresión.
Las emociones negativas transitorias que pudieran surgir son normales, pero cuando la afectación y las molestias llegan a cierto nivel en el que no se puede seguir con la vida cotidiana, se debe encender la alerta para acudir con un médico que evalúe la situación.
Carmen Ayza, directora Médica Regional para México, Centroamérica y Región Andina en Lundbeck, explica que la depresión es una constelación de síntomas afectivos, del pensamiento y somáticos, entre ellos la tristeza, la pérdida de placer, fatiga, dificultad para concentrarse y realizar tareas habituales.
“Las personas pueden pensar que es normal estar triste en invierno, pero si esta tristeza persiste sin razón aparente y afecta el funcionamiento personal, laboral, familiar y/o social, entonces debe buscarse ayuda profesional. Las personas con depresión no disfrutan casi nada, se aíslan, no tienen motivación para hacer sus labores diarias”, subraya.
Presentan también alteraciones de sueño, apetito y peso, están irritables y, en general se encuentran incapacitados en muchas áreas de su vida cotidiana.
“La depresión no es un estado de ánimo, es una enfermedad y no es cuestión de falta de voluntad, si nos sentimos mal debemos recurrir a ayuda profesional, y seguir el tratamiento adecuado”, agrega la especialista.
En México la depresión está presente en el 3.3% de la población a lo largo de su vida y su diagnóstico puede tardar hasta 15 años.
Por su parte, un estudio realizado por el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, en 2010 en México 10% de la población -casi 11 millones de personas- padecen depresión en un periodo de 12 meses.