Cd. de México.-
A un mes de asesinato del periodista Carlos Domínguez Rodríguez, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, su hijo escribió una carta en la que reflexionó e hizo varias preguntas acerca de las condiciones en que ocurrió el crimen, la cercanía de los puestos de vigilancia y la poca solidaridad que mostró la gente y los compañeros de profesión de su padre ante el crimen.
En el texto, en el que incluso se pregunta si existió una conspiración para matar a su padre, el joven advirtió que no acusaba a nadie en particular, pero que muchos deberían sentirse culpables por lo sucedido.
“A tan solo 250 metros de distancia del C4 municipal repleto de soldados y policías de Fuerza Tamaulipas, el cuartel general de protección civil y bomberos, la presidencia municipal y ante la mirada de decenas de ciudadanos y automovilistas que circulaban por el cruce de las transitadas calles Morelos y Perú del corazón de la ciudad fronteriza”, describió Carlos Domínguez Ramírez el lugar del ataque.
Después preguntó: “¿por qué los asesinos no temieron realizar un acto de tal salvajismo a tan solo 250 metros de las narices de decenas de soldados y policías?, ¿existía ya una conspiración para matarlo o es mera coincidencia que todos estuvieran ocupados sin las más (sic) mínimas posibilidades de darse cuenta de lo que sucedía frente a ellos? Eso solo lo sabremos si el caso merece el lujo que en este país es recibir justicia”.
Además cuestionó el hecho de que nadie en el C4 se percatara de lo que estaba sucediendo hasta después de varios minutos.
“Los homicidas tardaron alrededor de dos minutos realizando su miserable acto mientras mi padre luchaba por su vida recibiendo una a una las 27 puñaladas dentro de su vehículo. Ya de por si asestar menos cantidad de puñaladas a una persona de 1.87 metros de altura con un peso de más de 80 kilos y que se está defendiendo debe de ser una labor muy tediosa para cualquier asesino experto, así que dos minutos parece un tiempo demasiado breve para realizar su cometido, por lo que supongo debieron ser poco más de dos minutos”, aseguró.
Para Carlos Domínguez la atención que debió recibir su padre, no debió tardar tanto, ya que a 250 metros de distancia se encuentra el cuartel general de protección civil, en donde debieron haber estado guardias permanentes y listos para cualquier emergencia.
Al escribir sobre el gremio periodístico de Nuevo Laredo cuestionó su actitud; sobre todo cuando los reporteros llegaron después del ataque tan sólo para tomarle fotografías cuando aún estaba vivo y muriendo por las heridas que recibió.
Sobre todo cuando los periodistas locales se retiraron en lugar de llevarlo al hospital más cercano, que según dijo se encuentra a un par de minutos de distancia.
“Mi padre tardo más de 5 minutos desangrándose, agonizando por las 27 heridas producidas por arma punzo cortante”, escribió.
Agregó que el crimen ocurrió “a una cuadra del Periódico ‘El Mañana’ de Nuevo Laredo, poco más de 50 metros de distancia, los reporteros de este medio fueron los primeros en llegar al lugar de los hechos, se podría decir que al instante, pero solo para tomar sus fotos exclusivas, ignorando las suplicas de piedad de mi padre para que lo ayudaran ya que manifestaba una tremenda dificultad para respirar evidencia de que moría por un infarto”.
Las preguntas también giraron en torno a la mezquindad y cobardía que también mostró la ciudadanía, lo que calificó como un acto de indiferencia que no lo sorprendía tan to al ser personas que no lo conocían o no les simpatizaba, pero que no entendía de parte de sus amigos y colegas, ya será por cobardía o si ya tenían órdenes de no hacer nada.
Para finalizar la carta, Carlos Domínguez aseguró que son demasiadas preguntas sin resolver, con más coincidencias sospechosas a lo mejor algún día se resolverán, porque sospecha que las autoridades enterraran el caso en lo más profundo de un mar de casos similares que brillan de impunidad.