Sufrir de una parálisis facial debido a cambios bruscos de temperatura es una coincidencia, sin embargo, una simple gripa o infección en la garganta pueden desencadenar dicho padecimiento.
Reynosa, Tam.-
De acuerdo con el neurocirujano Gualberto Guzmán Torres, los pacientes que sufren de una parálisis facial y que asisten a consulta, casualmente presentan este problema luego de cambios bruscos de temperatura, sin que ello sea una causal.
“La parálisis facial se entiende como la pérdida de la función, ya sea de movimiento o sensibilidad en uno o ambos lados de la cara. Es un padecimiento auto inmune, si el paciente se expone a un virus, su organismo en plan de defensa fabrica anticuerpos contra el virus, provocándola”, explicó el médico.
El especialista detalló que las cubiertas del virus tienen proteínas similares a las del nervio facial y entonces su organismo comienza a atacarlas, de tal manera, que cuando el nervio pierde esas cubiertas deja de trasmitir los impulsos nerviosos y es entonces que se presenta la parálisis.
En cada lado de nuestra cara existen dos nervios diferentes; uno lleva la información sensitiva desde esa parte de la superficie facial hasta el cerebro, denominado trigémino; el otro se llama nervio facial, se encarga de la función del movimiento desde el tallo cerebral, hasta cada uno de los músculos del rostro imposibilitando la movilidad.
“Son dos nervios diferentes, uno lleva sensibilidad desde nuestra piel, nuestros ojos y boca hacia nuestro cerebro y el otro trae el movimiento voluntario a ese lado de la cara, hay que distinguir la diferencia de parálisis facial dependiendo de la lesión en el nervio”, agregó el doctor.
Precisó que los casos más frecuentes es sufrir parálisis de un nervio motor, en donde se pierde el movimiento y que además se presenta de tres a ocho semanas después de haber sufrido una
infección viral.
“Hay varios virus que pueden provocar la parálisis en forma secundaria, y que cabe señalar no es en sí la infección, sino cómo responde el organismo a ella, como por ejemplo una gastroenteritis, rinitis, o un simple resfriado”, detalló el neurocirujano.
Comentó además que prueba de ello es que hasta un 40 por ciento de las personas con parálisis facial sufrió previamente algún tipo de infección, antecedentes que se conocen al asistir a consulta.
“La gente lo asocia a cambios de temperatura o que hizo coraje, pero se le llama coincidencia, lo que si tiene que ver, es la exposición al frío o a cambios de temperatura y que se tenga una lesión (infección o virus en el organismo), esa lesión se va a exacerbar y puede desencadenar una parálisis”, explicó el egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
SECTORES MÁS VULNERABLES
El posgraduado de Baylor en Texas, añadió que los pacientes con diabetes suelen ser un sector muy vulnerable a sufrir de una parálisis facial, pues al tratarse de una enfermedad metabólica es una causal y además está catalogada como la segunda causa más frecuente de ese padecimiento.
“Al elevarse la azúcar en la sangre, ésta se deposita en las paredes de los vasos más pequeños, que son los que llevan la circulación a la cubierta de los nervios dañándose en forma segmentaria y entonces produce una neuropatía diabética, les puede suceder a pacientes con gota, problemas renales, hepáticos o tiroideos ya que sufren también trastornos en la conducción nerviosa”, detalló el presidente del Colegio de Neurología y Neurocirugía de Tamaulipas.
LA RECUPERACIÓN
Y SECUELAS
Guzmán Torres precisó que existen secuelas en la recuperación de los pacientes que han sufrido una parálisis facial; en el caso de un diabético nunca es completa y además puede volver a ocurrir de manera parcial o total; ya sea sobre el mismo nervio dañado si es que no se maneja bien la hiperglucemia.
“No se utiliza el mismo tratamiento para una paciente del sector vulnerable, un niño y el resto de la población; ya que ésto puede provocar secuelas aún más graves, permanentes o que no se logre una recuperación total”, advirtió el doctor.
Añadió que en los casos de una parálisis facial común, se manejan con un tratamiento de esteroides –cortisona en específico– y un antiviral, para que el organismo deje de atacar a su propio cuerpo.
“Si el paciente no accede a un tratamiento, usualmente la parálisis dura tres semanas y posteriormente empieza a mejorar por sí sola la lesión, pero puede dejar secuelas, es decir una recuperación incompleta o regeneración nerviosa aferente”, mencionó el especialista.
Explicó que se le llama recuperación incompleta cuando no se recobra el movimiento facial por completo, dejando cierto grado de debilidad en el lado afectado del rostro.
Y a la regeneración nerviosa aferente se le denomina al nervio que sanó de manera irregular y anormal, que a su vez, provoca que el lado afectado de la cara tenga movimientos involuntarios o anormales.
DAÑO NEURONAL
De acuerdo con el especialista, el padecimiento por sí solo tiene características neurológicas y existe daño neuronal solo si la lesión fue causada por una embolia, un tumor en el cerebro o un infarto cerebral.
“Por ello se tiene que aprender a distinguir bien cada uno, porque se tratan de manera diferente. Usualmente se recomienda que sea un neurólogo el especialista que vea este tipo de problemas”, afirmó el médico.
El neurocirujano Gualberto Guzmán Torres forma parte del Centro de Neurología Integral y atiende también en Hospital Regional del Río. Citas al teléfono 922-5410.