En el mitin de ayer, quedó de manifiesto la capacidad de movilización del panismo reynosense y también que Ricardo Anaya carece de discurso efervescente, por ello no obstante la masiva asistencia no se cimbró ni una sola vez el gimnasio de la UAT.
Ni siquiera cuando subió y corrió por el entarimado como si fuera estrella del pop, no arrancó exclamaciones y menos cuando parecía que iba a presentar a los candidatos como si fueran sus músicos de acompañamiento.
Me cae que por momentos pensé que se iba a referir a ellos de la siguiente manera: Ismael en la guitarra de acompañamiento, Neto Robinson en la batería, y Juanita Sánchez en los teclados.
Por supuesto que la alusión a ellos fue con la formalidad del caso, pero tampoco causaron muestras de entusiasmo por las graderías en donde sólo agitaban banderas y exclamaciones
nada vibrantes.
Por otra parte, Anaya mantuvo su discurso de agresión a EPN acusándolo en esta ocasión de que no apoya a Tamaulipas en el combate a la delincuencia, pero que él como presidente sí lo hará y por medio de medidas de prevención y de afrontar el delito.
Esperaba algo más de fondo en su discurso, pero eso es lo que prometió, mientras que a unos dos kilómetros del evento se daba un topón, que los que estaban en el interior del gimnasio ni se percataron y por ende no afectó el curso del mitin.
En síntesis: nada para el recuerdo y si Anaya no encuentra mensajes que emocionen va a terminar con medalla de bronce. Margarita Zavala pretende escalparlo aunque el pasto capilar del candidato azul no da para eso, pero sí puede cortarle las orejas y traerlas colgadas al cinto al final de la contienda electoral.
Y mañana arriba López Obrador, ya veremos si igualan en asistencia el mitin de Anaya, pero sobre todo sí logran darle calor y color.
Entretanto, me apresto para ir a saludar a mi buen amigo José Luis de Anda Yancey que celebra un año más de actividad periodística y en medio de reconocimientos positivos. Que tengan un buen día todos.