México, D.F. / Oct. 2
A dos semanas de los motines en el penal de La Mesa, la Policía Federal responsabiliza directamente a las corporaciones estatal, municipal y ministerial de la balacera contra los internos los días 14 y 17 de septiembre.
A pesar de que la Procuraduría de Justicia Baja California admitió que al menos 13 reclusos murieron a manos de agentes federales, la PF se lava las manos en los hechos violentos registrados en la cárcel de Tijuana.
Contrario a lo expresado por las autoridades locales, la Policía Federal afirma en su cronología, que el día 14 de septiembre a las 14:20 horas arribaron a las inmediaciones de La Mesa dos grupos de agentes federales, donde fueron recibidos por disparos de armas de fuego, que se presume les fueron quitadas a los custodios que laboran en dicho penal.
Asimismo, desde “las azoteas aledañas, oficiales de las policías estatal, municipal y ministerial se encontraban abriendo fuego para repeler la agresión de los reos concentrados en las azoteas del edificio 1 y 2 del penal”.
Infructuosas negociaciones
El informe de la Policía Federal destaca que un helicóptero de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal también efectuaba disparos contra los reos amotinados.
Diez minutos después, los federales ingresaron al inmueble en el área conocida como La Yugular, mientras el entonces director del penal, Carlos Arturo González García, negociaba con el cabecilla del grupo de Los Sureños y con Víctor Eduardo Aguilar Sánchez, alias El Perro, líder del grupo Los Paisas. La petición de estos grupos fue clara: cancelar las torturas y los malos tratos.
“Que el personal de custodios ya no torture, ni golpee, ya estamos hartos; prueba de ello, a un compañero lo asesinaron el día 13, por conducto de un comandante de custodios de apellido Montero”.
El documento, en poder de EL UNIVERSAL, señala que los líderes de las respectivas bandas advirtieron que si no accedían a sus peticiones decapitarían e incinerarían a los dos custodios que tenían como rehenes, acto que finalmente realizaron.
A las 22 horas de ese domingo violento, al no prosperar las negociaciones con los amotinados, el secretario de Seguridad Pública estatal, Daniel de la Rosa Anaya, ordenó que se tomara el penal por la fuerza y giró instrucciones a los comandantes de las policías estatal, municipal y ministerial para que efectuaran disparos de hostigamiento sobre las personas amotinadas que estaban en las azoteas, como factor de distracción para que la Policía Federal pudiera ingresar a controlar a los reos.
Según los datos de la Policía Federal, accedieron al penal sin abrir fuego. “Ya una vez dominadas las azoteas con disparos de la policía estatal, municipal y ministerial, se pudo ingresar, tomando desde luego el control de cada uno de los ocho edificios para organizar, ordenar y aplicar técnicas de sujeción. Sin efectuar disparo alguno por parte de esta corporación cuando entró en apoyo de las policías estatal, municipal y custodios, se escucharon algunas detonaciones en el interior”.
La tarjeta informativa número 4798, indica que en algunas zonas, los policías federales encontraron cadáveres calcinados.
“En la enfermería de este penal se encontraban algunos reos lastimados y heridos, al parecer por armas punzocortantes, lesiones efectuadas por los mismos reos, entre ellos, el más sobresaliente, fue el que dijo llamarse Víctor Eduardo Aguilar Sánchez, también denominado El Perro, que se distinguía por ser el más radical y líder del grupo Los Paisas.
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