¿Cuál sería uno de los personajes con quien el PRI de Nuevo León, y hasta a nivel nacional, podría apostar para su resurrección después de ser casi extinto en las urnas el pasado 1 de julio? Su nombre: Luis Donaldo. Y sus apellidos: Colosio Riojas.
Contra todos los pronósticos, sobre todo porque competía en un distrito local dominado por el Partido Acción Nacional, el hijo del ex candidato a la presidencia del PRI Luis Donaldo Colosio Murrieta -asesinado en Tijuana en 1994-, se alzó con la victoria y será legislador local.
En su campaña fue arropado por Movimiento Ciudadano, partido que a nivel nacional tiene como dirigente a un ex priista y compañero de luchas de su padre, el veracruzano Dante Delgado Rannauro.
Para sus detractores Luis Donaldo “no pegó ni una lona” en los dos meses de campaña, “ni desgastó suelas de los zapatos en recorridos”. Y aseguran que apostó todo al apellido Colosio que, por la cantidad de votos que obtuvo, sedujo a electores no solamente del PRI, sino también del PAN.
En el Distrito 4 de Monterrey Colosio Riojas obtuvo 32 mil 525 votos por 24 mil 956 del panista Arturo Salinas, quien buscaba la reelección en el Congreso local para seguir de pastor del rebaño de los legisladores albiazules.
El hijo del malogrado candidato presidencial llegará al poder legislativo por mayoría, mientras Salinas lo hará por la vía de representación proporcional.
Si bien el abogado de carrera egresado del Tecnológico de Monterrey tiene una relación de amistad con Agustín Basave Alanis, y de agradecimiento con el senador electo Samuel García Sepúlveda, no tiene el hierro marcado de MC, el partido anaranjado que le prestó las siglas como candidato.
Y eso mismo hará de Colosio Riojas un objeto de deseo para el PRI que pudiera seducirlo y convencerlo para competir, primero en 2021, por la gubernatura de Nuevo León, y más lejos en 2024 por una presidencia de la República que se le negó a su padre a unas semanas de la elección.
Pero para que eso sucediera tendría que romper con el senador electo García Sepúlveda y con Delgado Rannauro, algo que no estaría descartado cuando los egos y las aureolas políticas choquen y saquen las primeras chispas.
Por primera vez el hijo del difunto sonorense tendrá relación con políticos del PRI de altos vuelos. No para recibir el afecto y el pésame tardío como lo han hecho desde hace 24 años, sino para convencerlo de que su apellido es sinónimo de victoria en Nuevo León en 2021, como primera parada.
En enero pasado en una entrevista que concedió a la revista Proceso, Colosio Riojas admitió que el PRI lo había buscado con anterioridad para ser candidato, sin asegurar el año ni a qué puesto de elección popular.
“Tengo muy buenas amistades, gente responsable en todos los colores del servicio público. Y estamos para sumar con congruencia y con un proyecto responsable que logre tender puentes, hacer acuerdos y no simplemente continuar con este espacio de divisiones, acusaciones y confrontaciones que mucho daño nos hace”, le dijo al reportero.
Aporreado el PRI en Nuevo León y en cada rincón de México, apuntará sus reflectores al joven legislador. Y
empezará un proceso de enamoramiento y de convencimiento que pudiera prosperar y coronar.
Viejas y posteriores generaciones se quedaron con las ganas de votar por Colosio Murrieta, creyendo en aquel discurso pronunciado en el Monumento a la Revolución el 6 de marzo de 1994.
“Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla”, dijo el entonces candidato presidencial.
El joven Luis Donaldo es una de las pocas cartas que tiene el PRI para poder resucitar a corto plazo (2021 y 2024), mientras tanto seguirá caminando como zombie por la oscuridad de las cloacas… y por un largo tiempo.
Faltará lo que diga él y su conciencia. Y la seducción del poder. Porque el PRI perdió en las urnas, no la chequera.