Ciudad del Vaticano.-
De manera sorpresiva el Papa Francisco se confesó hoy con un sacerdote en la Basílica de San Pedro, antes de encabezar una jornada penitencial durante la cual él mismo confesó a varios feligreses.
Poco después de las 17:00 horas local (16:00 GMT), el líder católico se dirigió a la zona de la basílica vaticana normalmente reservada a las confesiones y pasó a arrodillarse ante un gran confesionario de madera.
El pontífice no pasó detrás de la rejilla lateral, como suele hacer el resto de la gente, sino que se arrodilló junto frente al confesor que lo bendijo y después escuchó sus pecados. Después pasó a tomar asiente en otro confesionario donde perdonó a diversos fieles.
Esto durante la iniciativa “24 horas para el señor” organizada por El Vaticano y a la cual se sumaron parroquias católicas de todo el mundo.
Tras la confesión Francisco encabezó una pequeña ceremonia y dio un sermón en el cual recordó que quien se reconcilia con Dios ve la vida “con ojos distintos”, sin ser distraído por las cosas “que no cuentan y no pueden durar mucho”.
“Estamos llamados a abandonar los comportamientos de pecado y fijar la mirada en lo esencial. El hombre vale más por lo que es que por lo que tiene. He ahí la diferencia entre la vida deformada por el pecado y la iluminada por la gracia”, indicó.
Agregó que vivir “en gracia” ayuda a hablar siempre con la verdad y evitar toda mentira, no robar sino, más bien, compartir lo que se posee con los demás, especialmente con quien está en la necesidad, no ceder a la ira, rencor y a la venganza sino ser humildes, magnánimos y prontos a perdonar.
La mañana de este viernes el Papa recibió a un grupo de sacerdotes participantes en un curso de formación de “buenos confesores” a los cuales les recordó que el perdón de los pecados “no es un tribunal de condena”.
Reconoció que, a menudo, a los fieles les cuesta trabajo confesarse, sea por motivos prácticos o por la dificultad natural de confesar a otro hombre los pecados propios.
“Por eso es necesario trabajar sobre nosotros mismos, sobre nuestra humanidad, para que no representemos nunca un obstáculo sino para que favorezcamos siempre el acercamiento a la misericordia y al perdón.. La confesión no es un tribunal de condena, sino una experiencia de perdón y misericordia!”, insistió.
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