Con una encuesta no exenta de irregularidades veremos que decisión adopta AMLO sobre la continuación o suspensión de las obras del NAICM, pues independientemente del resultado tendrá que poner en uno de los platillos de la balanza los 100 mil millones de pesos que sufrirá el erario público al cancelar el proyecto, y en el otro, los daños ecológicos, los moches y cuáles pistas son más seguras: Texcoco o Santa Lucía.
Entretanto, le caen a palos los corruptos y mañosos que se oponen a la obra -así los calificó AMLO-, pero también los que por sentido común consideran absurdo que un proyecto de esa magnitud y complejidad dependa de lo que opinó una parte del pueblo.
Por mí parte considero que el NAICM debe continuar pero sin lujos ni moches, eso disminuiría considerablemente su costo estimado en 13 mil millones de dólares, y hay casos para comparar, como el aeropuerto de Turquía que será el más grande del mundo y con una inversión de 10 mil 500 millones de euros -unos doce mil millones de dólares-.
Pero mientras nos distraemos con la suerte del NAICM la caravana hondureña se acerca y aquí las autoridades locales ni idea tienen de cuáles medidas adoptar, hasta ayer sólo proferían lamentos de que Reynosa no está preparada para absorber un éxodo masivo.
No creo lo esté ninguna ciudad del mundo y no por ello se quedan cruzados de brazos ante la oleada migratoria. Aquí la autoridad municipal no podrá impedir su arribo pero sí debiera ir tomando medidas como el lugar en donde los confinarán, dejarlos llegar y a ver dónde se asientan es decirles ahí está la plaza principal.
Que tengan todos un buen inicio de semana.