Ciudad de México.-
El Pavillón Azteca es históricamente el emblema de la lucha libre al sur de la Ciudad de México, pero tras su desaparición, el
pancracio fue desterrado de la zona y sólo algunos aferrados se mantienen firmes en el sueño de la pelota caliente.
Así que varios de ellos, comandados por el veterano Poder Negro, se apoderaron de un espacio que hasta hace unos meses era ocupado por toneladas de basura para transformarlo en un lugar donde la lucha libre toma forma alrededor de un cuadrilátero.
El monumento al Caminero, en los límites de la autopista a Cuernavaca, ha sido testigo del crecimiento de una aventura que surgió por la inquietud de los amantes de los costalazos para encontrar un sitio donde entrenar, “cuando nos dieron la confianza para entrar la tomamos sin dudar. Tengo 30 años como luchador profesional, alguna vez cuando llegué a entrenar me encontré a una persona que me dijo que le echara ganas y sería alguien en la lucha libre, tenía 13 años y fue algo muy padre, era El Santo, así que con esa misma mentalidad acompaño a los muchachos”.
VIEJO LOBO. Poder Negro ha visto desde su trinchera pasar a decenas de novatos y muchos de ellos ahora son estrellas en los cuadriláteros de paga. “Es bonito porque los he visto crecer y ahora como profesionales ser acercan a mí para recordar lo que he sido en el medio”.
El reto apenas inicia, con cuatro meses a cuestas no puede cantar victoria todavía. “Sin embargo vamos creciendo, ahora ya tenemos horarios toda la semana y siempre les digo a los muchachos que cuiden su espacio, que es para ellos y son los que más deben estar atentos en cuidarlos”.
Con eso cubierto, él se encarga de cuidar su formación, “aquí empezamos desde la toma de réferi, aprender a caer en la lona, son las bases para que su cuerpo se vaya acostumbrando a la lucha libre, muchos se van donde creen que van a aprender la lucha libre que les gusta, no hay problema”.
Joss Aguilar, su compinche en este proyecto, arrastra una experiencia como promotor de lucha libre que piensa recuperar en la zona de Tlalpan. “Llevo 18 años organizando eventos. Empecé con mi padre y con Christian Cymet, en San Pedro, es algo que va poco a poco”.
La intención de estos soñadores es recuperar la tradición “de lo que significó alguna vez el Pavillón Azteca por ejemplo, así que las puertas están abiertas para que los chavos vengan a aprender”.
Hay muchachos que llegaron de Neza, Contreras, Chimalhuacán, el propósito es a mediados de años empezar a hacer eventos para que se vayan curtiendo, no queremos lanzarlos al ring sin que estén preparados”, indicó.