Monterrey, N.L.-
La geología del estado advierte de más sismos, pero de magnitudes de cinco a seis grados Richter, lo que obliga a cambios en materia de protección civil y de construcción, dijo el subdirector de Investigación de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UANL, Juan Carlos Montalvo Arrieta.
En entrevista con Notimex, el especialista de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) citó que los más de 100 temblores registrados de octubre a la fecha son atípicos y de consideración en frecuencia, a partir del hecho de que se consideraba una región asísmica.
“Es algo que es de llamar la atención, que es atípico, pero lo que hemos encontrado es que en la región ha habido actividad sísmica desde hace mucho tiempo, tan antigua como desde inicios de 1800”, refirió.
“¿Cuál es la diferencia?, que desde 2006 la Universidad Autónoma Nuevo León, en coordinación con el Servicio Sismológico Nacional (SSN) instalamos estaciones permanentes, que están monitoreando en tiempo real la actividad sísmica”, mencionó.
“Desde 2006 tenemos ya un control más detallado de dónde está ocurriendo esta actividad, de qué magnitud y profundidad es y sobre todo, si está sucediendo cerca de centros urbanos”, destacó.
“El control de la frecuencia de sismicidad, la mayor certidumbre la tenemos desde hace ocho años y dentro de esos ocho años, estamos encontrando que esta parte de la región citrícola es una de las zonas donde mayor actividad sísmica se ha presentado en el estado de Nuevo León”, dijo.
“Es probable que puedan ocurrir sismos de esta magnitud, pero hasta el momento lo que tenemos registrado y confirmado es de 4.5 como el más grande, por la presa El Cuchillo, al suroeste de la cabecera municipal de China, en noviembre de 2013”, comentó.
“Dentro de la base de datos que tenemos, nos muestra que ha habido actividad en casi todo el estado de Nuevo León, tanto en el sur, como cerca de Doctor Arroyo, y en el norte, cerca de Anáhuac”, precisó Montalvo Arrieta.
Agregó que los sismos que han ocurrido, tanto en la porción sur del estado, como en la norte, son de frecuencia menor, son muy pocos los eventos, y la mayor parte de la sismicidad está concentrada en el corredor que iría desde Linares, hasta la zona metropolitana de Monterrey.
“Ahí tendríamos la concentración de casi 200 temblores, desde 2006 para acá, ahí podemos ver que el paradigma se está cambiando, de hablar antes de que era una región donde no había actividad sísmica, en los últimos ochos años nos está diciendo de que las cosas son diferentes de lo que se pensaba, prácticamente todo está relacionado con el hecho de estar monitoreándolo”, remarcó.
Indicó que “tenemos una actividad prácticamente constante, desde octubre al día de hoy, donde hay lapsos que ocurren varios sismos en un día, después pueden pasar varios días o hasta una semana sin actividad sísmica y de nuevo vuelve a generarse actividad y prácticamente en la misma región”.
“Podríamos decir que es como un triángulo, comprendido entre el municipio de Cadereyta, Montemorelos-General Terán y el municipio de China, en ese triángulo se han registrado cerca de 100 temblores desde octubre pasado”, dijo.
Consideró que esto obliga a modificar comportamientos preventivos y de construcción “porque no estamos preparados para fenómenos naturales de ese tipo, entonces esto genera que la población debe empezar a acostumbrarse a que es una región donde hay más temblores de los que originalmente se pensaba”.
Por ejemplo, el gobierno del estado ya ha emitido un manual de recomendaciones sobre cómo actuar ante el registro de sismos, comentó el subdirector de Investigación de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UANL.
“El otro punto que es importante empezar a considerar ya revisar las edificaciones en el estado, tanto las que se van a construir, como las ya existentes, porque en aquellos lugares donde ha habido daños ligeros, pues están asociados a casas que fueron construidas sin ningún rigor de ingeniería civil”, enfatizó.
A partir de estas condiciones, señaló, “aquellas edificaciones con materiales de pobre calidad, que se encuentran en zonas vulnerables geológicamente, son las primeras que sufrirían daños, si ocurre un terremoto de una magnitud un poco mayor”.
“Por lo tanto, estableció, es indispensable empezar a revisar los códigos de construcción vigentes y actualizarlos a lo que está pasando –en materia sismológica-”
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