Cd. de México.-
El primer día de este año se dio la noticia de que Monterrey amaneció con un alto grado de contaminación gracias a la cantidad de carne asada que cocinaron para celebrar Año Nuevo, por lo que se tomaron medidas de seguridad para que los regios no sufrieran los estragos.
Fue una noticia que causó revuelo y comentarios chuscos porque la carne asada se ha vuelto uno de los platillos favoritos de la población mexicana para convivir con la familia o amigos. Incluso hubo personas que no creyeron las razones que generó tal contaminación en esa ciudad.
Sin embargo, hay varios estudios que sustentan que la carne asada emite más gases tóxicos que un auto. Miembros de la Universidad de Texas realizaron una investigación en torno a las parrilladas y sus consecuencias, en las que destacaron partículas dañinas para la salud de las personas.
El estudio llevó por nombre HOMEChem (Observaciones en Casa de la Química Microbiana y Ambiental, por sus siglas en inglés) y en él se reveló la presencia de partículas en extremo finas llamadas PM2.5 que pueden viajar por el flujo sanguíneo y logran establecerse en los pulmones, hígado, cerebro y corazón.
Dentro de la evaluación, se vio que el nivel de las partículas subió a los 200 microgramos por metro cúbico; un resultado sumamente alarmante, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que lo más saludable es mantener el nivel debajo de los 10 microgramos por metro cúbico.
Su presencia en nuestro entorno no se ausenta rápidamente, sino que dura, aproximadamente, una hora después de ser utilizados, por lo que nuestros órganos están expuestos a graves repercusiones.
Lo mismo sucedió con los tostadores de pan, los cuales sueltan más partículas tóxicas que las ubicadas en el centro de la ciudad de Texas, y al estar expuesto durante 15 o 20 minutos, nuestra salud también se ve afectada.