Madrid, España.-
El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid presentó hoy la exposición “Darío 1857-1913”, del considerado principal representante español del impresionismo, Darío de Regoyos, con motivo del centenario de su fallecimiento el año pasado.
En rueda de prensa, la presidenta del Museo, Carmen Thyssen, el director Guillermo Solana, y el comisario de la exposición Juan San Nicolás, destacaron el papel de Regoyos dentro del impresionismo europeo, del que participó tanto por escuela como en su proyección.
Solana resaltó que la muestra que estará abierta hasta el próximo 1 de junio reúne ciento un obras, una gran parte del Museo de Bellas Artes de Bilbao, y que la obra de Regoyos no se exponía en Madrid desde 2003.
Consideró que a pesar de ser considerado como el principal impresionista español, su obra “no ha sido puesta en valor suficientemente”, y con esta exposición se quiere resaltar “la variedad de visiones y colores, una fiesta para los ojos”.
Por su parte, Juan San Nicolás, especialista en la obra de Regoyos, indicó que el pintor tuvo problemas para vender su obra en Madrid, por ser considerado un simple paisajista, puntillista y solo impresionista.
Enfatizó que fue en el extranjero, y principalmente en Bélgica donde se le valoró más, incluso con catálogos sobre su obra tras su fallecimiento, ya que en ese país estudió y presentó mucha parte de su pintura.
Abundó que la exposición destaca también por presentar cinco de los autorretratos y retratos que se hicieron sobre él (de los 15 en total).
La muestra sobre Regoyos (Ribadesella, 1857-Barcelona, 1913) recorre desde sus primeros años en los que conoce en Bruselas a Camile Pissarro, James Ensor, Georges Seurat, Paul Signac y otros, en los que aborda el paisaje de la capital belga y experimenta con colores.
Destaca el periodo del autor conocido como “La España negra”, ya que recorrió junto al poeta Emile Verhaeren zonas rurales españolas y juntos hicieron un libro que lo titularon “La España negra” y sobre lo que también hizo oleos y obras en papel.
De su obra impresionista resaltan paisajes de cuando vivió en la costa norte de España, especialmente en Bilbao y Las Arenas.
A los 55 años de edad (en 1912) se traslada a vivir a Barcelona donde presenta dos exposiciones, pero murió un año después de cáncer en la lengua.
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