Kingston, Jam. / Oct. 11
Juta Quim se cree un Marco Polo con rastas como turbante que presume conocer desde Sydney hasta Cuba, duerme en bermudas y con la puerta abierta en su casa de madera y lámina a 2 kilómetros de Port Royal y aún sueña o recuerda —entre las pompas humeantes de su pipa de marihuana— haber visto a los originales Reggae Boyz de René Simoes encajar su única derrota a la selección mexicana de futbol en su paso por la isla en 1996.
“México tiene un equipo muuuuy malo”, lanza extendiendo su dentadura hasta la carcajada, mientras los integrantes del Tricolor abandonan el estadio Nacional de Kingston, listos para sumar lo que falta y atar el pasaje al hexagonal final de Concacaf.
El portero tricolor Oswaldo Sánchez no se molesta en deducir si este sábado será más difícil o sencillo vencer, “igual es eliminatoria de Concacaf, igual que otras veces, estamos de visitantes y se viene a intentar ganar, no podemos pensar en otra cosa”.
Vaya, ni siquiera le pasa un capítulo como el del 96. “Nunca pensamos en perder y si se perdió en aquella ocasión, claro que no queremos que se repita”.
Fue en 1965, apenas tres años después de la independencia jamaicana, que el Tricolor pisó por primera vez Kingston para medirse ante los caribeños. Fueron 312 años de gobierno británico en la isla, insuficientes para que la herencia futbolera venciera al entonces conocido como gigante de la zona: México, que ganó 3-2.
Para Quim, las montañas de la isla siguen tapizadas en verde. Huracanes más, tormentas menos, él se sigue moviendo en bicicleta por las parchadas y angostas carreteras hacia Port Royal y como en cada una de las cuatro anteriores visitas mexicanas desea bailar reggae al final de cada duelo.
Al defensa mexicano Carlos Salcido, quien le gusta la música de banda, prefiere hablar de obligaciones y sacudirse pretextos, “pisamos la cancha y la verdad no es tan mala como la habíamos visto en la televisión, así que no hay excusas, se puede jugar”. Incluso, ese constante sopor que mantiene las playeras mojadas y la frente goteando “es un calor sabrosón”.
Es acaso el ejemplo que el técnico sueco Sven-Göran Eriksson les ha dejado en la última práctica, “la cancha es aceptable, nada para poner pretextos”, es lo que se anima a compartir, no así el cuadro inicial que esconde tras de su tradicional y sonrojada expresión.
Tampoco hay excesivos cuidados. No hay por qué. Del ambiente hostil tampoco hay rastro, “la verdad es que estamos muy tranquilos, la gente ha sido muy amable con nosotros”, afirma.
La lengua de Quim no se detiene, habla de Haití, Puerto Príncipe y Miami, insiste en que vivió en Nigeria. Acomoda el turbante que hace con sus rastas y fuma, fuma y fuma a la espera de bailar con la victoria de los Reggae Boyz, mientras que en el Tri se busca evitar lo ocurrido en estas tierras en 1996, para clasificar.
Discussion about this post