Por elemental lógica deduzco que algo han estado haciendo mal los gobiernos de Chile, Bolivia, Colombia y Venezuela, para que la gente ande protestando violentamente por las calles, mientras que en México, si bien no hay protestas callejeras ocasionadas por la política gubernamental, la delincuencia sí que hace presencia y en forma extrema como en Tamaulipas, en donde el gobierno estatal denuncia narcoterrorismo pero el federal lo niega.
Por lo anterior, también deduzco que así como es evidente que la paz social prevaleciente es producto de la política social del presidente AMLO, la violencia creciente es a causa de equivocaciones aunque no solamente del gobierno federal, los estatales y municipales tienen parte de la responsabilidad, por lo que una reunión entre los tres niveles de gobierno para compartir informaciones y exponer criterios resulta obligada.
No creo ignoren que si el delito nace es porque la prevención falló o fue insuficiente, y si el delito crece es por ausencia o deficiencia en la investigación, es decir, una falla lleva a la otra y al final a la impunidad que viene siendo el principal factor delincuencial, de ahí la necesidad de una reunión intergubernamental y también con la participación ciudadana, en donde será obligado examinen pero a “calzón quitao” el cómo disminuir el nivel delincuencial. En síntesis, tenemos paz social, falta que en las calles mande el gobierno.
Entretanto los chalecos amarillos de la CDMX que son una grotesca versión de la agrupación francesa, preparan su protesta iniciando diciembre para pedir la renuncia de AMLO, petición extemporánea porque en diciembre del 2021 podrán sumarse a quienes quieran se lleve a cabo el proceso de revocación de mandato, por lo cual por ahora es solamente ánimo golpista, nomás que a ver quién les hace segunda porque el ejército este pasado 20 de noviembre reiteró su postura: lealtad al presidente.