Washington, EU./Oct. 13
Hace apenas seis meses atrás, en medio de una encarnizada lucha por la nominación presidencial, Hillary Clinton, tiraba de la solapa al gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, para advertirle que Barack Obama no sería capaz de ganar las elecciones:
“¡Bill, Obama no puede ganar y no va a ganar!”, le advirtió Hillary al primer candidato a la presidencia de origen mexicano, en alusión al voto blanco y conservador del medio oeste, donde ella misma consiguió sus más importantes victorias.
Hoy, Hillary Clinton ha tenido que desandar sus propios pasos para reconocer que Barack Obama se encuentra más cerca que nunca de una victoria que ella misma se empeñaba en rechazar. Para Hillary, el gran aliado de Obama en éste ultimo tramo de la campaña, ha sido la crisis económica que podría catapultar al primer presidente negro a la Casa Blanca.
“Obama está muy cerca de cerrar el trato y cada vez que George Bush sale en la televisión, John McCain pierde terreno en las encuestas”, aseguró este lunes Hillary Clinton que, al igual que su esposo Bill, se han sumado en el último tramo de la campaña para arrimar el hombro y coronar las aspiraciones del mismo hombre que atacaron con saña y ferocidad con la esperanza de garantizar su retorno a la Casa Blanca.
Precisamente por ello, la incorporación de Bill y Hillary Clinton en la recta final de la contienda por la Casa Blanca no ha estado exenta de especulaciones y rumores sobre el apoyo sincero de la pareja hacia Obama, quien se ha colocado a la cabeza de las encuestas en estados como Ohio, Pennsylvania, Virginia, Florida y Nevada tras el cataclismo financiero que estalló en Wall Street.
“Las circunstancias han cambiado mucho y hoy la gente no tiene el lujo de mirar más allá de los problemas económicos que les agobian”, insistió Hillary Clinton al explicar así el fracaso de la guerra sucia que ha orquestado la campaña republicana y de la que ella misma llegó a echar mano con la esperanza de derrotar a Obama.
A pesar de la ventaja en las encuestas y del ambiente de optimismo que acompaña estos días a la campaña de Barack Obama, sus estrategas y el propio Obama insisten en la necesidad de no adelantar acontecimientos. Particularmente en estados como Ohio y Pennsylvania, donde la ventaja del demócrata tiene un aire tan frágil como provisional:
“Si tenemos en cuenta que en estados como Ohio Obama tiene tres puntos de ventaja frente a McCain (48% contra 45%) y que hay un 5% de indecisos, la victoria podría caer finalmente del lado del republicano en buena medida por el factor racial”, advirtió Chuck Todd, analista político y experto en prospección electoral.
Precisamente, la necesidad de vencer las resistencias y reducir el margen de indecisión en el curso de las próximas semanas en estados del medio oeste como Ohio, Pennsylvania o Virginia será el principal objetivo de Hillary y Bill Clinton que tratarán de disuadir y vencer las resistencias de una base electoral blanca, cristiana y conservadora a favor de Barack Obama, para hacer realidad así el diagnóstico de la primera mujer que ha estado más cerca de ocupar la Casa Blanca.
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