Biden o Trump será lo mismo en lo que concierne a las relaciones con México, siempre y cuando no molesten los intereses de ellos y atiendan sus indicaciones, y así la fiesta transcurrirá en paz aunque para desencanto de los amlofóbicos que delirantemente sueñan con un Biden quitando a AMLO de la presidencia.
Por lo pronto, veremos si uno antes de irse o el otro al tomar posesión dejan sin efecto la prohibición de que ingresemos por vía terrestre a los EUA, medida que tiene al borde del colapso al comercio del valle del río grande y a punto de un ataque de nervios a una buena parte de los consumidores mexicanos.
Entretanto está pendiente un encuentro de los 10 gobernadores autodenominados federalistas con el presidente López Obrador, que de darse sino se bajan los 11 de su respectivo pedestal no van a llegar a una conclusión armónica.
Son once personas que están acostumbrados a salirse con la suya, sino fueran así AMLO no sería el líder social de México y los 10 nunca hubieran llegado a ser gobernadores, por ende, no está sencilla la reunión.
Algunos de los gobernadores ya han anticipado que en caso de no lograr acuerdos el Congreso del Estado sometería a votación si se retiran o no del Pacto Fiscal, que de votar por lo primero le darán al gobernador la ardua e ingrata tarea de buscar recursos hasta debajo de las piedras, pero ese es otro tema.