Ayer fue aprobado en el Senado un intento de reforma energética que debe ponernos a pensar en el desempeño de nuestros legisladores, que privilegiaron el consenso político a la necesidad económica.
Y en ese acuerdo partidista, los tamaulipecos gastaremos cada vez más en consumo de gasolina; regiones como Altamira seguirán padeciendo derrames que ponen en peligro a decenas de familias y en la Cuenca de Burgos continuaremos atrasados y, sobre todo, rebasados en exploración y producción 3 a 1 por el lado estadounidense.
Finalmente se impuso el retrógrado argumento del control del Estado sobre la industria petrolera y no cupo la inversión de empresas privadas en actividades esenciales del sector más global de nuestra estructura económica.
En efecto, no fue resuelto el problema en la refinación, en ductos o en la exploración en aguas profundas.
En economía, la empresa privada hace lo que quiera hasta donde la ley se lo permite y la empresa pública hace sólo lo que la ley le determina, lo que significa que Pemex seguirá estancado.
Mientras en nuestro sistema económico capitalista la cadena productiva de Pemex -es decir, el conjunto de eslabones que conforman su proceso económico, desde la materia prima a la distribución de sus productos- siga en manos del estado, los consumidores de los productos no vamos a recoger los beneficios.
Nadie duda que Pemex representa uno de los motores de crecimiento en varias regiones de la entidad.
Su derrama económica es el sustento diario de miles de familias ubicadas en los extremos de Tamaulipas, en la Refinería Francisco I. Madero, en Ciudad Madero y en el Complejo Procesador de Gas en Reynosa, donde trabajan 16 mil 804 trabajadores
Pero no nos hagamos. Salvo sus trabajadores, funcionarios o contratistas, PEMEX no es de los mexicanos y sólo beneficia a los políticos en turno que, como algunos alcaldes, ya empezaron a recibir – curiosamente en vísperas de la aprobación de la reforma – recursos en efectivo y especie para 17 municipios de nuestro estado y que suman 586 millones de pesos en los últimos 3 años.
Pemex pagará menos a Hacienda, habrá varios organismos que analicen la política energética, etcétera, pero seguirá en manos del gobierno, que es lo que realmente urge cambiar.
En fin, que el beneficio de Pemex para los ciudadanos y en especial para Tamaulipas no vendrá al menos en los próximos años. ¡Qué flojera!, ¿verdad? (www.frenteeconomico.com).
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