Monterrey, N.L.-
Cristina Rivera Garza no habría podido escribir el libro “El invencible verano de Liliana”, sin tener acceso a los archivos y serie de documentos que su hermana Liliana, quien hace 30 años fue víctima de feminicidio, había coleccionado de manera metódica.
La escritora tamaulipeca, quien dictó la Conferencia Inaugural de la Escuela de Verano de la UANL “Ideas y Artes para resisitir” edición 2021, dijo que fue guiada por la voz de Liliana, misma que dejó como los niños del cuento “Hansel y Gretel” pistas con las que pudo atar cabos.
Rivera Garza tuvo el valor de abrir las cajas que estuvieron guardadas por tres décadas, que resistieron al paso del tiempo, y que en su interior había información para descifrar.
En ellas, indicó, buscaba una agenda, carta o notas, que le permitiera localizar a los amigos de la universidad de Liliana, pues ya tenía en mente el libro y quería escuchar su historia en las voces de sus compañeros.
“30 años después tuve la fuerza finalmente de abrir esas cajas donde encontramos sus documentos, y ahí, guiada por la voz, por su propia voz, pude escribir este libro `El invencible verano de Liliana ´, en una especie de coautoría con ella.
“A los 20 años, su vida cegada por la violencia feminicida que todavía hoy acaba con la vida de 10 mujeres cada día, Liliana tuvo el cuidado de dejar tras de sí, como Hansel y Gretel, una serie de migajas en las que las que inscribió su propia versión de la historia”, señaló la autora.
La conferencia que fue transmitida ayer por la tarde, vía Facebook Live por @CulturaUANL, la también historiadora abordó la forma de trabajar de cerca con los documentos, los cuales nos permiten recordar como un acto personal, pero también como un acto colectivo.
Destacó además, la importancia de la investigación en el proceso literario que debe ser basada principalmente en los documentos.
“Historiadora al fin, lectora por antonomasia, he creído que mi trabajo de escritura va inexplicablemente ligado a las experiencias materiales y las prácticas estructurales de mucho otros.
“Estoy convencida que no hay escritura sin investigación, y que la investigación, ya sea académica o meditativa, sea histórica o de campo, o múltiples otras formas, es una labor de cuidado con la que, con suerte, podemos evitar el apropiacionismo ramplón que pulula en textos que, bajo el pretexto que ofrece la ficción a veces, se entrega sin más fundamento que la opinión personal del autor”, argumentó.
Explicó que la desapropiación inicia con el documento, pues “no hay desapropiación sin esta capa de documentos, sin este echar mano de los registros que han dejado las cosas y las experiencias de los otros”.
Refirió que Liliana no sólo coleccionó la versión final de un trabajo terminado, o la carta que pasó muchas veces en limpio, sino que guardó un papelito, un boleto de metro con clave secreta, servilletas y otros objetos.
Cristina Rivera Garza dijo al finalizar su ponencia, que tiene un especial cariño por Monterrey, porque aquí nació su hermana Liliana.