Monterrey, N.L.-
El 17 ficmonterrey -Festival Internacional de Cine de Monterrey-, a través de su director y fundador, Juan Manuel González, entregó ayer el Cabrito de Cristal a Roberto Sosa en reconocimiento como Ícono del Cine Mexicano, en ceremonia realizada en el Aula Magna de Colegio Civil. Centro Cultural Universitario.
El actor sostuvo una conversación con la crítica de teatro y directora de la Cátedra Alfonso Reyes, Ana Laura Santamaría, en la que habló de sus inicios en su carrera y de los trabajos que la marcaron.
Desde sus inicios su vida fue marcada por De la calle, obra que hizo bajo la dirección de Julio Castillo, que asegura le dictó principios que han regido su vida sobre los escenarios y frente a la cámara.
“Entendí la profesión como una forma de expresarme, una forma de vida, porque antes de esto era un absoluto divertimento… Julio dejó la vida en el escenario, murió en esa temporada, no he encontrado un director con tal sensibilidad y el entendimiento de la vida a través del ser humano y de su sociedad para plasmarla en términos escénicos.
“Cobijado por él y un equipo de compañeros con una formación académica teatral, no podía estar en mejor sitio para entender lo que podía representar a partir de ese encuentro creativo mi profesión en los trabajos venideros. Eso ha permeado mi trabajo en los últimos 35 años. Nacer y morir en cada obra ha representado eso, cada trabajo dar la vida en él para poder renacer y conocerme un poquito”, narra con una precisión que sorprende dada la lejanía de las anécdotas.
Roberto Sosa, que viene de una familia dedicada a la actuación, tuvo un desarrollo inverso a lo tradicional, ya que primero fraguó una vasta experiencia y, posteriormente, estudió en el Centre National des Arts du Cirque y en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, ambos en París, Francia.
Esto le brindó una dimensión más compleja a su trabajo actoral, en el que la visceralidad y la academia se conjuntaron.
“Me faltaba esa estructura y me era difícil estudiar en México porque ya tenía un camino andado, esa experiencia laboral me podría hacer más ruido de lo que podría ayudarme en términos académicos.
“En la escuela de circo encontré esa parte que me hacía mucha falta, es decir, ¿el actor qué es lo que pone en riesgo al interpretar un personaje? Ese sentido del acróbata que hace que el espectador se ponga al filo de la butaca; es algo que muchas veces el actor olvida.
“Ahí entiendo que te puedes poner al límite en el escenario, pero, así como el acróbata tiene que entrenarse, el actor también, todos los días, 24 horas sobre 7 días trabajando sus emociones y cómo interpretarlas y reinterpretarlas. Yo, viniendo de la visceralidad, encuentro ese equilibrio con la técnica, el ponerse al límite, pero con una técnica que impide que un día termines cayéndote del trapecio”.
Y aunque la fama siempre puede ser una tentación, no olvida las palabras de su padre con las que le explicó que la fama es efímera y el prestigio no, además de dar más satisfacción.
“El éxito no radica en el cine de Hollywood, sino en un trabajo de exploración mucho más a profundidad en términos actorales y expresivos de búsqueda artístico creativa. La fama da otro tipo de contexto que tiene que ver con imagen antes que la búsqueda de un discurso o fondo”.
Y aunque su filmografía es extensa y exitosa, Roberto Sosa cree que aún tiene mucho que dar y quiere que lo recuerden por una película: “la que no se ha hecho, la que hay que hacer”.
ROBERTO SOSA
Roberto Sosa Martínez es uno de los actores mexicanos con más trayectoria y reconocimientos de su generación. Nació el 17 de abril de 1970 en la Ciudad de México y cuenta con casi 40 años de trayectoria. Tiene estudios en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, en el Centre National des Arts du Cirque de París, Francia, y en la Universidad de Stanford, en California.
Como actor y director ha trabajado en televisión, teatro y cine, donde ha colaborado en más de 90 largometrajes nacionales e internacionales. Ha recibido diversos reconocimientos por su trabajo; en cine ha recibido en dos ocasiones el Ariel como Mejor Actor; el Premio Nacional de la Juventud; el Hugo de Plata en el Festival Internacional de Chicago y la Concha de Plata en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en España. También recibió dos homenajes por su trayectoria cinematográfica en Toulouse y París, en Francia.
En Teatro ha sido galardonado en cinco ocasiones como Mejor Actor por las obras De la calle, Equus y el monólogo Cáncer de Olvido.