Washington, D.C. / Oct. 27
El republicano, John McCain, se rebelaba este domingo contra el fatalismo que acompaña a su candidatura en el inicio de la última semana de lucha por la presidencia y se aferraba al tímido repunte que le han regalado algunas encuestas para prometer una victoria contra todo pronóstico la noche del próximo 4 de noviembre.
Mientras, su rival, el aspirante demócrata Barack Obama se daba otro baño de multitudes, con un mitin en el Parque del Centro Cívico de Denver, Colorado, al que se estima acudieron cerca de 100 mil personas.
“Puedo garantizar que, dentro de dos semanas, todo el mundo se dará cuenta de que ésta ha sido una contienda muy cerrada y creo que voy a ganarla”, aseguró un temerario John McCain durante el programa “Meet the Press” de la cadena NBC, mientras blandía la prueba de su avance en la última encuesta realizada por Zogby, Reuters/C-SPAN, según la cual, el senador por Arizona ha conseguido colocarse a sólo cinco puntos de Barack Obama (49%-44%), tras una semana en la que el candidato demócrata lo ha traído a remolque de unos sondeos que le han mantenido hasta 12 puntos de distancia.
El candidato republicano intentaba así sobreponerse al ambiente de zozobra y a las versiones de crisis y amotinamiento que han llegado desde los camerinos de su compañera de fórmula, Sarah Palin, quien se ha convertido en un quebradero de cabeza para los asesores de campaña de McCain. “Palin ha perdido la confianza de los asesores que viajan con ella”, aseguraron fuentes no identificadas de la campaña republicana a la revisa ‘Politico.com’.
“Es una diva y no acepta consejos de ninguno de nosotros y ni siquiera de su propia familia”, dijo otro asesor del republicano a la cadena CNN, en medio de rumores de revuelta y descomposición en el seno de una campaña en la que McCain luchaba por mantener el orden y la disciplina de sus colaboradores mientras la campaña de su adversario demócrata apuraba el paso desde Colorado para evitar que la confianza en las encuestas y la autocomplacencia se convierta en su peor enemiga en el último tramo de la lucha por la Casa Blanca.
A pesar de mantenerse a la cabeza de las encuestas a nivel nacional y que el gradual deslizamiento de apoyos ha colocado a Obama muy cerca de los 300 votos electorales según la página de Real Clear Politics —muy por encima de los 270 que necesita para ganar—, el propio candidato demócrata insistía ayer desde Colorado en la necesidad de no ceder ni un solo milímetro a la confianza:
“¿Cuántos de ustedes ya han votado?”, preguntó Obama a una multitud que lo escuchaba entusiasta en el centro cívico de Denver, Colorado, al insistir en la importancia de no desaprovechar el tiempo para ir y depositar el voto que millones de electores han podido emitir por adelantado en al menos 30 estados de la Unión.
La ventaja de Obama en las encuestas y en el ánimo de analistas que pronostican “un terremoto” político el próximo 4 de noviembre, soliviantaban el discurso de Sarah Palin, quien este domingo acusó al candidato demócrata de tratar de adelantarse a los acontecimientos mientras escribe el discurso de su victoria.
“The New York Times ha dicho que el senador Obama ya escribió incluso su discurso de la victoria, cuando el partido ni siquiera ha terminado”, aseguró Palin haciendo uso de una jerga deportiva mientras sus simpatizantes dedicaban un sonoro abucheo contra Obama en la ciudad de Tampa.
La versión del discurso de victoria de Obama ha sido desmentido, sin embargo, por la campaña demócrata que se mantiene en su línea de no dar nada por asegurado en una contienda que a partir de este lunes se adentra en su última y decisiva semana.
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