México, D.F. / Oct. 29
Como cada año la fiesta patronal a San Judas Tadeo convirtió al templo de San Hipólito, ubicado en la esquina del Paseo de la Reforma y avenida Hidalgo, en uno de los lugares más concurridos de la ciudad.
A pesar de la bajas temperaturas, cientos de devotos, entre ellos niños vestidos con hábitos blancos y túnica verde que emulan al santo, asistieron este 28 de octubre a venerar a “San Juditas”, como lo llaman, por su festejo anual.
San Judas Tadeo, cuyo nombre significa en hebreo Judas: alabanzas sean dadas a Dios, y Tadeo: valiente para proclamar su fe, es uno de los santos más populares debido a los innumerables “favores celestiales” que consigue a los feligreses que le oran con fervor.
Muchos de sus fieles le rinden culto en agradecimiento por “milagros” cumplidos, por mandas, peticiones o simplemente porque son grandes devotos del “patrono de los casos difíciles y desesperados”, como lo identifica la gente.
Acompañado por su familia, Juan Rojas dijo estar arrepentido de sus pecados, pues un par de años atrás, perpetró junto con unos “amigos” el robo de una casa habitación en Iztapalapa, donde fue detenido y posteriormente encarcelado.
Así como Juan, varios de los entrevistados reconocieron que la razón de su agradecimiento al apóstol de Jesucristo fue por permitir que salieran libres de su reclusión por cometer delitos.
En Alemania, Italia, América y varias regiones más San Judas Tadeo tiene miles de devotos, que afirman que consiguieron, gracias a su intercesión, admirables ayudas de Dios, en especial para conseguir trabajo, casa y salud, entre otros.
Ante el inclemente frío, parejas, amigos, familias enteras desde temprana hora tomaron las calles del Centro Histórico y en contrasentido a quienes se manifestaban por una u otra causa caminaban rumbo al Paseo de la Reforma para llegar al templo.
Algunos cargaban pesadas efigies del santo de tamaño natural y otros más portaban modestas estampas, algunos regalaban estas imágenes a quienes como simples espectadores observaban las manifestaciones de devoción o pasaban por ahí.
Los devotos muchos con rosas rojas y blancas pasaban en grupos al interior del templo, donde sólo podían permanecer por unos minutos, no sin antes dejar la limosna de 10, 100 o hasta 500 pesos, según sus posibilidades económicas.
A las afueras del recinto religioso, la vendimia de imágenes, flores, comida e incluso playeras con la imagen del santo, era sólo observada por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), quienes acordonaron la zona para evitar percances.
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