México, D.F./Oct. 29
Las tortillas hechas a mano, que acompañan el desayuno, comida o cena de cualquier mexicano, son un producto ilegal en Tala, Jalisco, donde las prohibieron por considerar que era una competencia desleal para los molinos de la región.
Ahí, no obstante, la costumbre de tenerlas calientitas en la mesa hizo que el tráfico ilegal de tortillas sea la realidad en la que viven familias de tortilleros del municipio que organizaron un frente para defender su derecho de continuar con esa inocua tradición.
El gobierno municipal de Tala determinó que la manufactura de tortillas era ilegal porque no eran adecuadamente “envasadas”, no cumplían las normas de calidad y representaban una competencia desleal para los molinos del lugar, según declaró el presidente municipal Cipriano Aguayo Durán.
De extracción perredista, Aguayo Durán fue entrevistado para el reportaje trasmitido anoche durante el programa Punto de Partida, de Denise Maerker.
La determinación municipal, narró la reportera Miriam Moreno, generó una protesta generalizada de las tortilleras, quienes consideraron un acto de “represión” la normatividad prohibitiva que entró en vigor el 25 de julio de 2007.
La familia Figueroa Acosta vive de hacer tortillas, y su rutina se desarrolla en medio de la clandestinidad, la discreción y el secreto.
Para distribuir la tortillas primero deben esconderlas en bolsas que guardan en una camioneta; el vehículo se dirige desde muy temprano a las tiendas de la población, donde esconden los paquetes bajo el mostrador o en otros lugares hasta que llegan los compradores y las piden directamente al tendero.
Betsabé es la mujer encargada del negocio de las tortillas y es también la mujer que encabeza la movilización en contra de la clandestinidad de tortillas.
“Gracias a las movilizaciones, el mercado de San Isidro se liberó, y ahí sí podemos vender. Pero sacar medio kilo de tortillas de San Isidro, no se puede hacer”, señaló.
El kilo lo dan a 12 pesos, y Betsabé reconoce que tras la prohibición sus ganancias se vieron mermadas, por lo que los empleados de la empresa cantan por las tardes para completar el dinero que requieren.
Durante el reportaje, retomado por Primero Noticias esta mañana, una de las mujeres que trabajan en la tortillera recordó una ocasión en que fueron objeto de un operativo policiaco.
“Vinieron policías con armas, nosotras estábamos bien asustadas”, explicó, los uniformados, tal y hacen con la cocaína o la mariguana, decomisaron la masa y las tortillas de las mujeres.
Anoche, en el programa de la periodista Maerker estuvieron de invitados los perredistas Ricardo Monreal y Carlos Navarrete, quienes comentaron sobre el asunto.
Incluso Navarrete, coordinador de ese partido en el Senado, aseguró que daría seguimiento al asunto y que buscaría una solución al problema.
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