Washington, D.C. / Agosto 30.-
Estados Unidos despidió ayer a uno de sus políticos más queridos, el senador demócrata Edward Kennedy, el último gran ícono de la principal dinastía política en la historia del país.
Sus restos reposan ya en el Cementerio Nacional de Arlington, junto a los de sus hermanos John y Robert, después de haber recibido homenajes dignos de un jefe de Estado.
El largo viaje hacia su última morada incluyó una misa fúnebre en Boston y una breve ceremonia en el Capitolio de Washington, donde resonaron las canciones “America the Beautiful” y “God bless America”.
La sensación de pérdida, sacudida por salvas de honor, se sintió durante toda la jornada y la lluvia en Boston, primero, y las banderas a media asta en Washington, después, enmarcaron la emotiva despedida al “León del Senado”, un político perseguido por la sombra de la tragedia, del escándalo y del presidente que no pudo ser, aunque a cambio alcanzara el reconocimiento como el político y senador más influyente en la historia de Estados Unidos.
Así lo reconoció el presidente Barack Obama: “Ted Kennedy se convirtió en el legislador más grande de nuestro tiempo”, dijo en el panegírico que dedicó por la mañana en la misa de cuerpo presente que se celebró en la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Boston. La misa —concelebrada por seis sacerdotes y con la actuación del violonchelista estadounidense Yo-Yo Ma y del tenor español, Plácido Domingo—, contó con la presencia de los ex presidentes James Carter, Bill Clinton y George W. Bush.
-El alma del partido
Ante ellos, Barack Obama alabó la sabiduría y las habilidades legendarias de Kennedy para trascender fronteras ideológicas, raciales y culturales para alcanzar acuerdos políticos.
“Teddy se ciñó durante toda su vida a sus principios, pero también buscó consenso y causa común… a través de la amistad, nobleza y humor”, añadió el presidente, quien describió a uno de sus principales promotores en la lucha por la Presidencia como “el alma del Partido Demócrata”, uno cuyo trabajo “no fue para defender a quienes tenían riqueza o poder o conexiones especiales”, sino para “dar voz a los que no eran escuchados”.
Kennedy, quien falleció el pasado martes víctima de cáncer, “recibió el regalo del tiempo que no tuvieron sus hermanos y usó ese regalo para mejorar muchas vidas y enmendar tantos errores como los años le permitieron”, subrayó Obama.
“Él fue producto de una era en la que el gozo y la nobleza de la política impidieron que las diferencias de partido y filosofía fueran barreras a la cooperación y el respeto mutuo, un tiempo en que los adversarios aún se veían como patriotas”, añadió el primer mandatario de Estados Unidos.
De Boston, donde en los últimos tres días más de 50 mil personas acudieron a despedirse de Kennedy, el féretro fue trasladado en avión a Washington, para una breve ceremonia en honor de uno de los últimos “príncipes de la política” al pie de las escalinatas del mismo Capitolio que recorrió durante casi medio siglo y del que su viuda Vicky se despidió con un beso.
De ahí, la comitiva, escoltada por una valla de centenares de personas, partió, con tres horas de retraso, hacia Arlington, donde se efectuó el sepelio con gala militar.
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