México, D.F.-
La actriz española Amparo Rivelles, quien alcanzó la fama en México con telenovelas como “La tormenta”, “La hiena” y “Doña macabra”, falleció este jueves a los 88 años de edad en Madrid.
Tras una destacada trayectoria en cine, teatro y televisión en el país, la actriz dejó huella con películas como “El día de las madres”, “Cuando los hijos se van” y “Pasiones encendidas”.
Su más reciente aparición en la pantalla chica fue en la segunda temporada de la serie médica “M.I.R.”, que se retransmitió en la nación ibérica en 2008.
Amparo Rivelles Ladrón de Guevara nació en Madrid, España, el 11 de febrero de 1925, hija de los actores Rafael Rivelles y María Fernanda Ladrón de Guevara y hermana del también actor Carlos Larragaña.
Inició su carrera a los 13 años en la compañía escénica de su progenitora. Sus abuelos fueron Jaime Rivelles y Amparo Guillén, por lo que ese linaje escénico condicionó su vocación, pues desde pequeña acompañaba a la familia en sus giras.
A los 15 años, en 1940, intervino en la película “Mari Juana” de Armando Vidal, y pronto su belleza, buena dicción y maneras elegantes conquistaron al público de la época, que hizo de ella una estrella.
Ese mismo año, firmó un contrato con la compañía Cifesa, el cual impulsó su carrera en el cine español. Comenzó a actuar en exitosos filmes como “Los ladrones somos gente honrada” (1941), de Ignacio F. Iquino.
Además de “Eloísa está debajo de un almendro” (1943), de Rafael Gil; “Malvaloca” (1942), de Luis Marquina; “El clavo” (1944) y “La fe” (1947), ambas de Rafael Gil.
En 1944 participó en la película “Eugenia de Montijo”, de José López Rubio, en la que interpretó a una mujer que acaba de sufrir un desengaño amoroso con el Duque de Alba, lo que la lleva a hacer un viaje por Europa en compañía de su madre.
Le siguieron “Espronceda” (1945), de Fernando Alonso Cásares; “Fuenteovejuna” (1947), de Antonio Román; “La calle sin sol” (1948), de Rafael Gil; “Sabela de Cambados” (1948), de Ramón Torrado; y “La duquesa de Benamejí” (1949), de Luis Lucia.
Aunque sobresalen dos películas: “Alba de América” (1951), de Juan de Orduña, y “El indiano” (1954), dirigida e interpretada por el mexicano Fernando Soler. Así como “Mister Arkadin” (1954), de Orson Welles, y su trabajo a las órdenes del argentino Tulio Demicheli en “La herida luminosa” (1957).
En ese año, un empresario teatral le ofreció trabajo en México, donde Rivelles tenía previsto permanecer seis semanas, pero su estancia se prolongó 24 años, debido a circunstancias personales y la felicidad profesional que encontró entre los mexicanos.
En 1959, filmó su primera película en México, “El esqueleto de la señora Morales” (1959), una comedia de humor negro escrita por Luis Alcoriza y dirigida por Rogelio A. González.
También “La casa de las muchachas” (1968), de Fernando Cortés; “Indio” (1971), de Rodolfo de Anda; “Presagio” (1974), de Luis Alcoriza; y “La madrastra” (1974), de Roberto Gavaldón. Además protagonizó obras de teatro clásico como “La casa de Bernarda Alba” (1980), de Gustavo Alatriste.
Su trabajo en las telenovelas es destacado con títulos como “Pecado mortal” (1960), escrita por Caridad Bravo Adams; “La leona” (1961), “Doña macabra” (1963), “Cristina Guzmán” (1966), “Anita de Montemar” (1967), al lado de Sara García. Participó también en “Sor Juana Inés de la Cruz”, “Las momias de Guanajuato” (ambas de 1962) y “La tormenta” (1967).
Paralelo al éxito en la televisión, Amparo Rivelles también consolidó en los años 60 y 70 una importante carrera en el cine mexicano, por lo general interpretando roles de madre sufrida y abnegada.
Dan cuenta de ello títulos como “Los novios de mis hijas” (1964), “El día de las madres” (1969), “Cuando los hijos se van” (1969), “Los problemas de mamá” 1970) y “El juicio de los hijos” (1971), entre otras.
En 1973 interpretó a “Rita Hernández” en “La hiena” (1973), donde hizo por primera y única vez un personaje antagónico, como una malvada madre que hacía ver su suerte a su inocente hija, interpretada por Ofelia Medina.
Su último melodrama en México fue “Pasiones encendidas” (1978), producido por Ernesto Alonso y escrito por Fernanda Villeli y Marisa Garrido; junto a Andrea Palma, Carlos Bracho, Susana Alexander, Aarón Hernán, Rita Macedo, María Rubio, Julieta Egurrola y jóvenes promesas como Valentín Trujillo y Verónica Castro.
En 1981, retornó a España, donde protagonizó la serie televisiva “Los gozos y las sombras”, basada en la trilogía literaria de Gonzalo Torrente Ballester, además de que el papel principal de esa producción lo interpretaba el hermano de la actriz, Carlos Larrañaga.
Con el montaje “Hay que deshacer la casa”, de Sebastián Junyent, logró un premio Goya gracias a su labor en la adaptación cinematográfica de la pieza, que rodó en 1986 José Luis García Sánchez.
Tras películas como “Soldados de plomo” (1983), de José Sacristán; “Esquilache” (1988), de Josefina Molina; y “Una mujer bajo la lluvia” (1992), de Gerardo Vera, la actriz volcó sus esfuerzos al teatro, medio que lleva a constituir el eje de su carrera profesional más recientemente.
Entre los numerosos premios recibidos a lo largo de su trayectoria se encuentran el Goya, la Medalla de Oro de las Bellas Artes y el Premio Nacional de Teatro.
En 2007, en España, el Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC) le rindió un homenaje a la actriz, a quien le hizo entrega de la Medalla de Honor.
En 2008, también en España, se inició la transmisión de la segunda temporada de la serie médica “M.I.R.”, en el que Rivellas compartió escenas con actores consagrados como Asunción Balaguer, Terele Pávez y Luis Fernando Alvés.
La actriz dio vida a la suegra de una médico cirujano, que llega para pasar unos días a la casa de su hijo y poder hacerse unas pruebas en el hospital. Este tiempo junto a la pareja le será suficiente para darse cuenta de que entre ellos existe una fuerte crisis.
Discussion about this post