La iglesia católica a través del cardenal de Nuevo León, Francisco Robles Ortega planteó su postura acerca del nuevo impuesto que pretende cobrar el gobierno federal.
Según el cardenal, los católicos están dispuestos a pagar el dos por ciento, si el gobierno da la seguridad de que se destinará a combatir la pobreza y que no servirá para engrosar el aparato burocrático.
Primero, ¿habrá el cardenal realizado alguna consulta pública para dar por sentado que la gente está de acuerdo con esa medida?
Segundo, aunque Felipe Calderón jurara y perjurara que el dos por ciento de lo recaudado será para la gente pobre de este país, NO le creemos.
No se puede confiar en alguien que durante su campaña dijo que sería el presidente del empleo y que generaría un millón de nuevas plazas al año, cuando la realidad es que la crisis económica ha provocado un creciente número de despidos laborales.
Incluso en empresas que se cree tienen mayor margen de maniobra como Petróleos Mexicanos, se está haciendo recorte de personal en aquellas plazas donde los trabajadores tienen menos de doce años de antigüedad.
Por lo que sucede en el país, se nos hace incongruente que la iglesia católica afirme que sus feligreses están de acuerdo con las medidas económicas planteadas por el Ejecutivo federal.
Si observamos, los tiempos en que la voz de la Iglesia era ley, ya pasaron, los mexicanos no siguen los preceptos católicos sin cuestionarlos, hoy los ciudadanos, aunque vayan todos los domingos a misa, observan una actitud más crítica a las decisiones gubernamentales y a la postura de los sacerdotes.
Si lo que el cardenal de Nuevo León buscaba al argumentar que el dinero que se recaude será para los pobres, la gente ya no cae fácilmente en el engaño, ya no se le puede sensibilizar diciendo simplemente que el nuevo impuesto será para la gente necesitada.
Porque la ciudadanía quiere pruebas de un manejo eficiente y transparente de la economía, no sólo compromisos de palabra, sino de hechos.
GRIPA ESTACIONARIA O INFLUENZA
Los casos de influenza en Tamaulipas se han incrementado en el sur, los médicos están haciendo una prueba que se llama exudado nasofaríngeo, en aquellos pacientes donde los síntomas lo ameriten, ya que el costo de esto es entre 300 y 400 pesos.
Los precios de los medicamentos que combaten la influenza son altos, por eso la Secretaría de Salud ha optado por controlar su venta mediante recetas membretadas, que expiden sólo los médicos que tienen licencia sanitaria.
El objetivo es evitar el desperdicio de medicamentos y que haya automedicación que provoque resistencia a la enfermedad.
Tan sólo en el Centro de Salud de Ciudad Madero, en un lapso de dos meses han detectado ciento siete casos sospechosos, en los cuales 68 la prueba resultó positiva, pero sólo 37 fueron positivos a Influenza A.
En estos casos se medicó a los pacientes y no ha habido decesos.
Sin embargo, las cifras son dos veces más altas de lo que se tiene registrado, según lo admitió el secretario de Salud federal, porque hay que considerar la consulta con médicos particulares y en hospitales privados.
En Altamira y Tampico, así como en otras jurisdicciones del Estado, ha habido decesos debido a que la influenza se complicó con neumonía.
Y aunque en algunos planteles se han suspendido clases para evitar contagios, las autoridades sanitarias del Estado, mantienen la alerta, pero sin causar alarma a la población, sólo con la recomendación de acudir con el médicos en caso de presentar síntomas de influenza.
BALACERA EN REYNOSA
Otra vez enfrentamientos en esa frontera dejaron desolada la ciudad, la gente prefirió mantenerse en sus casas para no exponerse a recibir una bala perdida.
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