Lo sucedido el domingo en Michoacán no tiene antecedentes en México. Nunca había ocurrido que instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad fueran usadas como blanco para mostrar la inconformidad con lo que sucede en el país. Sea como protesta por la incursión del ejército en las calles para combatir a la delincuencia organizada, sea porque ya no se tolera el estado de sitio en que mantienen a esa entidad, entre los grupos de autodefensa, los delincuentes y el propio gobierno a través del ejército y las policías.
Lo lamentable de lo que está pasando en Michoacán que no tiene parangón en la época moderna de México, significa mucho más que dejar a oscuras las poblaciones, implica que el control del que habla el gobierno federal no existe.
Significa que un grupo de personas ponen en vilo a las autoridades de los tres niveles de gobierno y nadie, lo que se dice nadie, se hace responsable de la situación.
El gobernador enfermo volvió para que a la vuelta de un tiempo corto lo sustituyan, sólo están dejando pasar los dos años reglamentarios que exige la ley para nombrar sustituto.
Lo peor es que quien llegue, sea quien sea, no podrá resolver de fondo la situación que agobia a los michoacanos que los tiene con el alma en vilo, los que se quedaron, o aquellos que forman parte del ejército de desplazados que andan penando en otras ciudades, lejos de sus pueblos de origen, porque aquí no les permiten vivir.
Todo lo que está sucediendo nos indica también que el equipo mexiquense en el gobierno federal, donde anda uno que otro colado de Hidalgo, como Miguel Angel Osorio Chong, secretario de Gobernación, tienen que entrar a una fase de evaluación muy seria, porque los puestos a la mayoría les están quedando muy grandes.
En Gobernación las cosas andan de cabeza, la inseguridad no cede, la violencia tampoco, los partidos andan cada quien por su lado, y como es su costumbre sólo velando por sus propios intereses económicos y de poder.
Agregándole el tema de los fenómenos naturales, que sí son naturales, lo que no es natural es el desastre que ocasionan provocados por la corrupción de empresarios y autoridades que permiten construir en lugares prohibidos y peligrosos.
De lo que no se habla es que en Acapulco, por ejemplo hay casas con lodo de metro y medio de alto y sus dueños no quieren dejarlas porque es su único patrimonio, ese pedazo de tierra que se comió su vivienda es lo único que poseen. Como en Tamaulipas donde los efectos de la tormenta “Ingrid” siguen padeciéndolos los habitantes de las zonas afectadas.
Y para colmo el titular de Protección Civil que no informó a tiempo de lo que se avecinaba, en lugar de haber sido puesto de patitas en la calle de manera instantánea, sigue como si nada en su cargo, igual que los titulares de esta área en los Estados afectados.
Por el lado de Hacienda, ya vemos que su dichosa reforma sólo quedó en miscelánea, y lo que es mucho peor, sólo aprobaron aquello que afecta a las mayorías en este país, porque los intereses de los ricos y millonarios quedaron intocados.
Por la Secretaría de Salud las cosas están que arden, aunque no quieran admitirlo, el azote del dengue y el cólera mantiene a cientos de miles de personas en los hospitales, la titular de esta área está rebasada por la realidad, y eso que aún no llega el frío invernal, espérese y verá como se pone la situación en el país.
Y ni qué decir de la Secretaría de Educación, entre las manifestaciones de la Coordinadora de los maestros y la Reforma Educativa que nadie sabe, nadie supo en qué consiste, el país navega en un mar de incertidumbre.
Por todo lo antes referido, creo que se amerita un cambio de funcionarios de primer nivel en el gobierno federal. Enrique Peña Nieto andará con el agua hasta los aparejos pensando y pensando, a quién llamará a que le solucione todos los infiernos que tiene en el país.
Porque está visto que sus ayudantes no tienen idea que gobernar México, no es gobernar el Estado de México y que sus fórmulas no funcionan.
Lo que urge es que las instituciones actúen, que se responsabilicen de sus áreas y se pongan a trabajar.
En el caso de Peña Nieto si continúa así le sucederá como a Fox que nunca se dio cuenta de que la campaña había terminado y cuando quiso gobernar el sexenio había terminado.
Y para no irnos muy lejos, el gobierno peñista lleva un año sin dar pie con bola.
Por eso es que en México, todos somos Michoacán.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derrotero_mx
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