Es un honor interpretar el pensar y el sentir de los egresados de la Generación 11 y 12 de la Maestría en Docencia, impartida en la División de Estudios de Posgrado de la Unidad Académica Multidisciplinaria Reynosa Aztlán.
Y expresar a la vez el reconocimiento y la gratitud merecidos a quienes hicieron posible culminar un ciclo en la aspiral ascendente transitada por cada uno de nosotros en esta búsqueda permanente de mejores condiciones de vida, de superación laboral y profesional y de bienestar social.
Así lo manifestamos desde los primeros días de clases y hoy con satisfacción vemos que aquellos propósitos hoy se toman alcanzables, porque hemos adquirido los recursos teóricos y metodológicos para actuar como profesionales de la docencia y actores sociales, transformadores innovadores, creativos y autónomos.
Gracias a la institución que nos dio albergue, a todos los maestros que compartieron con nosotros sus experiencias y que compartieron nuestra evolución, reconocemos el interés por introducirnos en el proceso del desarrollo y del conocimiento.
Gratitud especial al apoyo incondicional de cada uno de ustedes integrantes de nuestras familias que supieron entender nuestro esfuerzo y comprender nuestras ausencias en momentos especiales y tal vez irrepetibles. Con ustedes queremos compartir nuestros logros y satisfacciones hoy alcanzados.
Y un agradecimiento especial a la Maestra Patricia Miranda Luna, cordinadora de la Maestría de Docencia, por ese aliento y entusiasmo permanente infundidos a lo largo de todo el proceso de formación. Gracias maestra.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas, congruente con los propósitos de preparar científicamente a los maestros y de formar cuadros profesionales para la docencia y la investigación en los diversos niveles educativos, nos abrió las puertas de la Unidad Multidisciplinaria durante dos años de formación y estudios y con ello confirmamos que la educación como proceso social y como objeto de conocimiento es dinámica, renovable y esperanzadora.
Aquí también concluimos que la profesión de Docente no es inmutable porque las prácticas cambian, porque el modo de concebir la realidad se transforma y porque también la historia en todos sus niveles y modalidades evoluciona.
Este momento histórico presente demanda a los educadores, pasar de la era industrial racionalista a la escuela de la sociedad y conocimiento.
Nos toca ahora a nosotros enfrentar el reto, actuar y formar el nuevo sujeto social, capaz de mostrar habilidades y dominio de códigos para procesar, evaluar e integrar la información. Formar al individuo hábil también para aplicarla en la generación de nuevos conocimientos, solución de problemas y toma de decisiones acertadas.
Pero también la educación demanda y la escuela que se fortalezca el sentido humano, que se prepare para la vida democrática, que se eduque la tolerancia y el reconocimiento a la tenacidad y de paso a la reflexión colectiva sobre lo que sucede en el entorno natural y social.
En fin, la educación tiene la gran responsabilidad de contribuir a un mundo más solidario, justo y humano, lo cual compañeros sólo se logrará en la medida en que nosotros los maestros nos comprometamos intelectual y moralmente con la tarea de educar.
Compañeros egresados, pronto continuaremos la búsqueda de nuevos horizontes, vayamos con la seguridad de que llevamos los elementos de pensamiento y vocación científica necesaria para iniciarnos en el campo de la investigación educativa, discusión de ideas y teorías propias.
Siempre con el respaldo indecible de la razón, porque es ésta el recurso humano, idóneo para enseñar, para aprender, para investigar, para discernir, y acceder a futuro y sobre todo para no desviar el rumbo en la búsqueda permanente de la verdad.
Por último, compañeros, deseo que en el camino encuentren grandes satisfacciones, oportunidades de superación continua y que la constante sea siempre la honestidad, el compromiso y la responsabilidad social.
Gracias.
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